• Por Antonio Méndez

the futureheads album review debutCrítica

En el sello Sire y con producción de Andy Gill, exmiembro de los Gang of Four, The Futureheads publicaron su LP homónimo debut, “The Futureheads” (2004), un disco dinámico, fresco, agresivo, que en un primer contacto con el grueso del álbum suena demasiado reiterativo, pareciendo todos los cortes el mismo, algo tampoco muy inusual en el acercamiento primerizo de sus herencias sónicas.

Al cabo de unas cuantas escuchas, su escritura, con ecos claros de los Clash, The Jam o Wire, se muestra heterogénea en su muestrario de decentes piezas cortas, urbanas sin demasiada chicha, apremiantes, interpretadas con alborotadas armonías vocales e instrumentación básica, abrasiva, con cierto enfoque art punk.

“Le Garage” es un buen ejemplo de su enérgica resonancia art-pop-punk.
De calmo comienzo, la pieza transmuta tal apariencia con agresivas y angulares guitarras y un complejo proceder vocal con armonías e iracundas exclamaciones punk (Bullshit, Bullshit, Bullshit, es decir, Gilipolleces, Gilipolleces, Gilipolleces) arropadas por enmarañados sonidos garajeros.




En “Robot” adoptan el punto de vista de una máquina, aunque, de manera bastante dudosa, también podría resultar ser una metáfora de alienación urbana.

El sonido del tema, pegadizo, palpitante, directo, es clavadito, pero clavadito, calcado, a lo ofertado por los Jam de “In The City” o “This Is The Modern World”.

La exultante “A to B”, con vacuidad lírica, tempo dinámico y empleo de armonías a cuatro voces en un contagioso estribillo, es continuada por “Decent Days And Nights”, otra aceptable emulación welleriana con énfasis en las armonías vocales, algo significativo de este grupo, resultando más power pop que pop punk y recordando mucho el tema en conjunto a las composiciones de The Knack, incluso en la primera estrofa a los primeros Cure.

El animado ritmo del disco prosigue con la melódica “Meantime”, pieza con ecos de Wire y un espléndido uso de los sonidos guitarreros para abordar asuntos como el cinismo y la hipocresía.




Más tarde suena la floja “Alms”, con un inicio a capela, desnudez vocal utilizada también en “Danger Of The Water”, corte en donde enfatizan su habilidad con este relajado tema de influencia doo-wop que incluso nos evoca a las polifonías de Gentle Giant o en plan más comercialoide a los Flying Pickets.

“Carnival Kids”, de nuevo con los Jam como principal referencia, retoma con brillantez el manido punk pop.

“The City Is Here For You To Use”, de minimalismo en textos, música iterativa y cansina, centra su base temática en la neurosis urbana.



“First Day”, irónico tratamiento al mercado laboral fabulando con humor con un joven currante en su primer día de trabajo no ofrece demasiada trascendencia más allá de su cinismo, su ritmo enérgico y sus armonías, características repetidas hasta la saciedad en temas como la trágica “He Knows”, la briosa “Trying Not To Think About Time”, que puede incluso servir para bailar pogo y divertirse un ratillo, o la pegadiza “Stupid And Shallow”, pieza irónica a lo Clash en donde afirman que le gusta que su pareja sea estúpida y vacía y que coma mierda.
Pues maravilloso, seguro que hasta le resulta nutritiva.

El disco, tras una pasable versión del tema de Kate Bush, “Hounds Of Love”, termina con “Man Ray”, canción con título de fotógrafo surrealista que parece copiar algo del dadaísmo del personaje.

Es un muy plausible fin de álbum, con una apreciable intensidad in crescendo en una vibrante comunión entre voces e instrumentos que alcanza un clímax arrebatador. Gran y exaltado cierre.