• Por Antonio Méndez

Crítica

Tras los Libertines aquí tenemos a Carl Barat acompañado por Anthony Rossomano, Didz Hammond y Gary Powell para formar los Dirty Pretty Things, una banda que debuta en disco grande con este “Waterloo to Anywhere”, un álbum enérgico y melódico de pop-rock garajero-barullero con influencias de los Kinks, los Jam, los Smiths, los Stooges o los Clash.

Uno de los mejores temas de este trabajo es su single, “Bang Bang You’re Dead”, canción con intro de viento, voz disipada y staccato guitarrero que exhibe el nervio rítmico y el vigor instrumental del conjunto británico con Carl cantando un texto que algunos quieren ver dedicado a Pete Doherty.

Otros cortes escuchables de este “Waterloo to Anywhere” son “Deadwood”, fibroso tema dance-mod-punk similar a lo que ahora mismo oferta Franz Ferdinand; “Doctors and Dealers”, frenético corte que no concede respiro lúdico al dinamismo general del álbum y presenta ecos de los Clash; la agria “Gin and Milk”, como una mezcla entre la melodía garage-pop 60’s de la emisión televisiva de la Pantera Rosa, el noise de Sonic Youth y los primeros momentos de los Jam de Paul Weller; o “B.U.R.M.A.”, tema con cierto espíritu cabaretero a lo Kinks, vitaminado trabajo de la sección rítmica y un final jaranero con sonidos de piano incrustados entre el desenfreno instrumental y el jolgorio general en clave jam.

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