Crítica
Probablemente junto al superior “Tonight’s The Night” este sea el disco más oscuro y depresivo de toda la larga carrera de Neil Young. En un período de hundimiento emocional agravado por la muerte a causa de una sobredosis de heroína de su amigo Danny Whitten (guitarrista de los Crazy Horse), el maestro canadiense buscó refugio en las drogas y el alcohol, reflejándose todo ello en el tono agrio y triste que destilan los textos.
Musicalmente mixtura el country, el folk y el blues siempre con esa sensibilidad inherente a sus composiciones. El resultado final es convincente y por momentos incluso fascinante, pero no termina de arrebatar como lo hacen otros de sus trabajos de la época.
En los créditos figuran ilustres invitados como sus compañeros David Crosby y Graham Nash además de dos miembros de The Band, Rick Danko y Levon Helm.