• Por Antonio Méndez

a ciegas review posterDirección: Fernando Meirelles.
Intérpretes: Julianne Moore, Mark Ruffalo, Gael García Bernal, Danny Glover.

Sinopsis

Una ciudad sufre una epidemia que convierte en ciegos a sus habitantes.
La mujer (Julianne Moore) de un médico (Mark Ruffalo) finge la ceguera para poder acompañar a su marido en el hospital abandonado, lugar al que son enviados los ciegos del lugar.

Crítica

Después de alcanzar el éxito internacional con “Ciudad De Dios” y adaptar a John le Carré con “El Jardinero Fiel”, el brasileño Fernando Meirelles basó esta película en una novela de José Saramago, “Ensayo Sobre La Ceguera”, para construir una parábola sobre comportamiento humano en un contexto de grupo y sobre una civilización en decadencia.

La película pone rápidamente en situación su epidemia sin demasiada introducción de los personajes anónimos, lo que conlleva una futura falta de conexión emocional con sus incidencias futuras.
La base de la historia, teniendo raíz en Saramago, es cercana también a propuestas post-apocalípticas literarias de P. D. James o Richard Matheson, y de contexto y conducta de William Golding o Albert Camus, por no hablar de Franz Kafka.
Al margen de ello, algunas actitudes y posiciones jerárquicas en el seno del variado grupo resultan arbitrarias y/o inexplicables, en especial el ingreso sin control alguno en el hospital de Julianne Moore, y su sometimiento al despotismo de Gael García Bernal a pesar de sus mejores condiciones físicas.

a ciegasLa premisa es sugestiva, y más cuando los primeros momentos del film poseen un logrado tono enigmático que fija al espectador en un problemático escenario urbano.
La música minimalista de Marco Antonio Guimaraes, con un buen trabajo en la percusión, ayuda a resaltar de forma sosegada el misterio que rodea a la condición de sus protagonistas.

Los conflictos que implican las consecuencias de la epidemia emprenden asuntos interesantes, como es la fragilidad del bienestar aparente de la sociedad moderna, la podredumbre ética y moral en un contexto sociopolítico sin orden que saca lo mejor y peor de cada uno, o la asunción de autoridad en un grupo diverso y desamparado.
Una pena que tales materias no tengan el alcance deseable y sean el resultado de la interacción de personajes insubstanciales en un desarrollo monótono con un estilo visual que mezcla el telefilm ambicioso con el anuncio publicitario.

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Fernando Meirelles
Julianne Moore
Mark Ruffalo
Gael García Bernal


Adaptación de la conocida obra de José Saramago, “A ciegas” es un intento poco certero de sustraer la esencia de un libro perturbador y estrictamente pesimista, que invita al lector a la reflexión.

Cual sorpresa cegadora, el encargado de dirigir esta película es el brasileño Fernando Meirelles, quien con la ayuda del guionista Don McKellar (director y guionista de “Last night”) no logra más que rozar la esencia del texto escrito por Saramago; bien puede atribuirse a la fotografía poco reflexiva de César Charlone o quizá a la pésima banda sonora de Marco Antônio Guimarães (que no ayuda en lo más mínimo a la ambientación), no obstante será necesario ir más allá del juicio de los componentes y evaluar la suma de los mismos.

El mismo Saramago comenta en su libro que si alguien viera a los ciegos tropezar y caer uno encima del otro, quizá la escena sería un acto risorio. No se equivocó, pues en ocasiones lo que debiera ser turbador se traslada al apartado cómico, convocando a la comedia de forma involuntaria.
De cualquier perspectiva la película lo ha tenido difícil ante un texto que mueve al lector desde lo más hondo de la conciencia, de modo que al momento de adaptar una obra punzante e hiriente, así como claustrofóbica pero brillante, “A ciegas” intenta ilustrar torpemente aquello que no puede ser ilustrado, pues bien cabe decir que el “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago mantiene un ambiente envolventemente asfixiante que te orilla a la reflexión como única salida.

En dicha tarea la fotografía ha quedado endeudada con la trama, aquí lo visual debió haber sido trasladado de forma poética, imaginativa, jugar más con la representación de una ceguera blanca; un aspecto que no cumple el director de fotografía a pesar de evocar una desteñida gama de imágenes desenfocadas y ocasionalmente perturbadoras; el pesimismo se pierde, la reflexión no es obligada, la metáfora es olvidada y la esencia de la frustración se desvanece según avanza el metraje.

No sólo los personajes están mal planteados en algunas escenas, sino también les falta reafirmar su carácter, llegan a rozar lo unidimensional.
El drama político se queda en la superficie del relato y con ello se pierde la crítica efectuada por el escritor portugués, indiscutiblemente a la historia le falta brío y la poca tensión adquirida se esfuma con la horrible voz en off que se entromete en algunas escenas.

Uno de los poco aciertos es una Julianne Moore desteñida y envejecida, sinónimo de identificación con el espectador al ser la única persona que conserva la vista. No obstante nadie le sigue el ritmo, pareciera que ella sola debe mantener la tención del filme; ni Mark Ruffalo se pone a su nivel con una interpretación muy tibia, ni Gael García en su papel de tirano algo satirizado o un Danny Glover desaprovechado.

La historia se podría catalogar como otra imagen del cataclismo mundial, otra floja representación del Apocalipsis, una película que banaliza el tema y que convierte al lector (participante en la novela) en un voyeur que mira desde afuera con una sonrisa ocasional.

Lucio Rogelio Avila Moreno

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