Director: Jean-Pierre Jeunet.
Intérpretes: Audrey Taotou, Mathieu Kassovitz, Rufus, Lorella Cravotta.
Con guión de Jean-Pierre Jeunet (“Delicatessen”, “La Ciudad De Los Niños Perdidos”) y Guillaum Laurant (“La Ciudad De Los Niños Perdidos”, “Largo Domingo De Noviazgo”).
Sinopsis
Amelie (Audrey Tautou) es una joven idealista francesa que pretende mejorar la existencia de sus vecinos.
Crítica
Película del fantasioso director y guionista francés Jean-Pierre Jeunet, quien en esta cinta recuperó parte de las ubicaciones (especialmente tras la marcha de Amelie a Montmartre) de su primera y plausible obra “Delicatessen” transformando la oscuridad inherente a ese trabajo inicial en una brillante y optimista fábula vital con eje en una muchacha excéntrica que decide volcarse en acciones que permitan mejorar la vida de los descontentos personajes que le rodean.
Con una imaginativa y delirante narración (dominada por una voz en off) y el habitual derroche visual otorgado por Jeunet, “Amelie” es un jovial cuento de hadas con ecos de Frank Capra sobre el destino, la felicidad y el amor.
A pesar de su conclusión positiva expone en su recorrido muchas de las miserias que rodean a la existencia humana.
La tonalidad amable y delicada con que Jeunet enfoca a sus personajes y situaciones, además de la inteligencia y complejidad emocional demostrada en la generación de las mismas, provoca una placentera, casi hipnótica, sensación en el espectador.
A destacar la interpretación de Audrey Tautou en el papel principal, la creación de simpáticas escenas (nada estridentes en su aspecto cómico) que van relatando las características psicológicas de la protagonista y su contexto personal, y la singular exposición de emociones de la relación sentimental establecida entre dos seres especiales predestinados desde su nacimiento al encuentro amoroso.
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Jean-Pierre Jeunet
Audrey Tautou
¿Qué pensar cuando no hay salida?, podemos estar enfrascados en un “falso bienestar”, un puñado de monotonía que visto desde cierta perspectiva se aprecia con amabilidad y gusto, ¿en verdad vivimos como queremos? o ¿será que sólo vivimos lo que nos queda por vivir?, si la puerta que queríamos se cierra, es necesario buscar otra, aunque no sea precisamente la que habríamos deseado, sólo es un modo de ver la vida, buscando salidas opcionales, satisfaciéndonos con lo poco que podemos conseguir, siguiendo las pautas que la vida nos ha otorgado, ¿pero que pasa cuando nos atrevemos a forzar aquella puerta que no se ha querido abrir?, ¿seremos insolentes o audaces?, ¿o acaso el conjunto de los dos conceptos ya mencionados?, ¿se puede ser un insolente audaz?, ¿audazmente insolente?.
“Amelie” es un producto cinematográfico que vale la pena ser considerado una joya del cine contemporáneo, no sólo francés, si no también mundial, nos enseña que no importa si se ha cerrado una puerta, siempre habrá otra dispuesta a abrirse, y si queremos abrir aquella que se ha cerrado podemos considerarnos insolentes, pero a su tiempo nos daremos cuenta que en verdad somos audaces al enfrentarnos ante aquello que se nos ha negado.
En este filme, la felicidad se le ha negado a nuestra protagonista, aunque esto no quiera decir que sea infeliz, sólo se da a entender que siempre se podría estar mejor, que siempre podremos escapar de esa monotonía que nos agobia constantemente, y que mejor manera de entender esto si no es visualizando este filme que expresa lo ya antes mencionado de una manera optimista, pues aunque las situaciones que se expresan no son del todo satisfactorias, la manera en que son expresadas son sublimes, postrando al espectador de percatar aquello por como se dice y no lo que se dice, implicando temas que de cierta manera son agobiantes, pero vistos de forma positiva, esperanzadora e inesperada, permitiendo al espectador apreciar a la vida por lo que es, y así poder estimarla, sabiendo que no importa si tiempos malos son los que nos acompañan, siempre abran buenos tiempos por venir.
Es loable el sentimiento que plasma la película, el mensaje que se implementa y la forma en que se dosifica, la pauta que se le otorga y lo fidedigno que puede llegar a ser, saber que existen guionistas, directores y equipos de producción cinematográficos que atrapen dichas realidades y sinsabores de la vida, y lo plasmen en un guión, un filme o una producción de esta magnitud, empleando lo objetivo tanto como lo subjetivo, dirigido con naturalidad y retocado con surrealismo, desglosando una historia que puede ser vista en la vida de cualquiera y ni así se pierde la originalidad del producto.
Es una película que deja satisfacción en el espectador, que algún día la felicidad tocará la puerta de cada uno de ellos, esperanzando sus corazones y alentando sus existencias.
Sin embargo algo falla, y será que soy de los que piense que las cosas son demasiado buenas para ser realidad, que siempre habrá demonios en nuestras vidas, obstáculos inminentes que nos bloquen y hasta nos logren destruir, y es cuando pienso en el pequeño pero significativo error de este producto, ¿cómo manejar nuestros demonios?, el personaje Amelie sabe manejar los demonios de los demás, pero no los propios, enfocándonos en una visión de que es fácil dar el consejo pero no acatarlo, y es cuando debo hacer mención de que la historia cuenta con este magnífico factor pero que ha sido menospreciado, se pudo haber implementado de manera audaz, remarcando que en muchas ocasiones nos enfocamos en la vida ajena para así podernos escapar de la propia.
Sin embargo también hay que pensar que si se hubiese implementado dicho factor, entonces la trama se hubiera tornado obscura y no grisácea, así bien optando por un recato indiscutible.
Manifestado por la excelente actuación de Audrey Tautou, dirigida con maestría por Jean Pierre Jeunet, que sin duda alguna es su mejor obra y la más optimista, la cual se ha menospreciado en la entrega de los “Oscares”, hay que pensar si hoy en día el “Oscar” representa lo mismo que hace ya algunos años.
Lucio Avila
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