ARIANE (1957)
Dirección: Billy Wilder.
Intérpretes: Gary Cooper, Audrey Hepburn, Maurice Chevalier, John McGiver.
Frank Flannagan (Gary Cooper) es un playboy millonario estadounidense en París que comienza una relación con Ariane Chavasse (Audrey Hepburn), la hija del detective privado Claude Chavasse (Maurice Chevalier), quien ha sido contratado por un hombre (John McGiver) que sospecha de la infidelidad de su esposa (Lise Bourdin).
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Posiblemente no sea una de las más recordadas de la filmografía de Billy Wilder, pero esta película es una historia encantadora que contiene la esencia del romanticismo clásico, el resplandor de Audrey Hepburn y la seducción decadente de Gary Cooper, aspectos que deberían fijar el film en la memoria de cualquier cinéfilo.
Planteada por Wilder como la comedia romántica que uniría a Cary Grant y Audrey Hepburn,
acabó siendo una de las últimas obras en las que Cooper mostró su seducción en la gran pantalla. Los problemas de agenda impidieron, una y otra vez, a Cary Grant trabajar con Billy Wilder, privándonos de una unión que evidentemente hubiese dado excelentes resultados.
Con o sin Grant, la presencia de Gary Cooper no deja de ser elegante, distinguida y convincente, en definitiva, la de un galán clásico. No puede dudarse que Hepburn, a pesar de la diferencia de edad que le separaba de Gary Cooper, pudiese enamorarse de él. Sin embargo la película fue criticada en su día por este hecho, y ni siquiera el actor de “Solo ante el peligro” estaba demasiado convencido de, a sus 56 años, poder ponerse en la piel de un gigoló internacional. La crítica fue dura, a pesar de que Wilder rodó los primeros planos del veterano actor con un ligero difuminado para suavizar sus arrugas.
“Ariane” seguía la estela comenzada con “Sabrina”, que tan bien funcionó a la pareja Wilder-Hepburn. El primero, al igual que Wyler, Stanley Donen o muchos otros, supo sacar el máximo partido de la frágil presencia de la actriz belga, que en esta ocasión volvía a enamorar con su papel de tímida pero decidida joven que se enamoraba del hombre aparentemente equivocado.
Audrey fue pieza clave en una película que contiene brillantes diálogos de Wilder e I. A. L. Diamond, una
distinguida puesta en escena y una elaborada trama.
Con el título original de “Amor Por La Tarde (Love In The Afternoon)”, aludiendo al momento del día reservado para el encuentro entre sus protagonistas, nos situaba en su comienzo, con pericia y humor, en París, para presentarnos al investigador privado, Claude Chavasse (Maurice Chevalier), que hacía de lasinfidelidades ajenas su trabajo.
Uno de esos casos le lleva a espiar a Frank Flannagan (Gary
Cooper), un empresario trotamundos y mujeriego de prestigio internacional. La hija de Chavasse
(Hepburn), coincidirá con Flannagan y se enamorará perdidamente de él. Rodada entre “El Héroe
Solitario” y “Testigo De Cargo”, el film es una de las grandes historias amorosas de su autor con una mezcla idónea de romanticismo y humor, digna del mejor heredero de Ernst Lubitsch.
La presencia de Maurice Chevalier otorga el toque francés a la cinta. Destacan las situaciones reiteradas de modo cómico, como la del perro que ladra malentendidos o los músicos gitanos que
acompañan a Flannagan en todo momento, detalles de guión que mostraban la creatividad de la pareja I.A.L Diamond y
Billy Wilder. Es delicioso oír a Hepburn pronunciar “Papá” a Maurice Chevalier al igual que
disfrutar de la decoración de interiores de Alexander Trauner.
En definitiva, es una obra a reivindicar dentro de la carrera de Billy Wilder que fue injustamente maltratada en su momento.
Inma del Moral Ramos
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