• Por AlohaCriticón

dogville cartel criticaDirección: Lars von Trier.
Intérpretes: Nicole Kidman, Paul Bettany, Philip Baker Hall, Chloe Sevigny


Años 30, período de la depresión americana. Grace (Nicole Kidman) es una mujer que huye de un grupo de gángsters para buscar refugio en Dogville, un pequeño pueblo de las Montañas Rocosas.
Allí será protegida por el escritor Tom Edison (Paul Bettany), quien conseguirá que Grace sea aceptada por la comunidad trabajando para sus recelosos vecinos durante dos semanas.



Partiendo de la esencia fílmica del movimiento Dogma, desnudando el escenario de naturaleza teatral hasta el minimalismo en base a una representación experimental, abstracta, artificiosa y desabrigada que subraye los elementos significativos de personajes y espacios, el danés Lars von Trier desarrolla un elocuente drama de incisión moral, austeridad tonal y rasgos irónicos en donde a través de las vivencias de la protagonista en una aislada microsociedad se retrata la sociedad entera, el poder de las masas, la tergiversación de los hechos por conveniencias y lo poco que sirve ir con buenas intenciones por la vida.

Excepcionales interpretaciones de Nicole Kidman y Paul Bettany (“Una mente maravillosa”) para este extenso y original título con un argumento de distinción reflexiva que invita a la cavilación constante sobre los acontecimientos presenciados, divididos en un prólogo y nueve capítulos, siempre introducidos y contados por un narrador en off (John Hurt en su versión original).

Tònia Morles


dogville nicole kidmanJamás hubiera creído que pudieran inventarse tal película. El último filme del siempre interesante Lars Von Trier es insólito.

Desde el mismo inicio, cuando el narrador en off anuncia que la película consta de un prólogo y nueve capítulos, el desconcierto del espectador hace acto de presencia.

Con la aparición en pantalla del único escenario de todo el filme, todavía más escaso que el de una obra de teatro, esa sorpresa aumenta para no cesar ya ni a la salida del cine. Tan innovador y sorprendente resulta ser. Y es que esa escasez de medios no perjudica en absoluto a la película, al contrario: centra al espectador en lo que realmente importa, ese milagro de argumento plagado de simbolismos que los actores interpretan a la perfección.




La historia, contada a modo de cuento y con divertido dinamismo por parte del narrador, trata de un aislado pueblecito con unos curiosos habitantes al que llega una fugitiva, Grace (Nicole Kidman en su mejor interpretación, extraordinaria). Tom, un joven escritor (Paul Bettany, a la altura de la protagonista) ayudará a la bella recién llegada a ser aceptada por el resto de la recelosa comunidad a cambio de trabajo.

Es precisamente en los singulares personajes donde reside lo más acertado del filme; todos ellos están magníficamente definidos y tienen un desarrollo de lo más convincente. Cada uno representa diferentes facetas del ser humano, como si al unirlos tuviéramos una sola personalidad: Dogville. Son tan reales que uno siente que hasta puede tocarlos. Entre ellos destacan algunos nombres importantes como James Caan, Lauren Bacall y Chlöe Sevigny.


Grace representa la pureza, la inocencia y la bondad en su grado máximo, hasta límites irreales. Kidman desprende fragilidad en cada escena, aunque esa delicadez no esconde una marcada sensualidad que ayudará a desencadenar la tentación de Dogville. Bajo la benevolencia de los habitantes se esconde toda la verdad humana y el pueblo no resultará ser lo que Grace creía. Pero ella esconde un secreto, algo con lo que Dogville no cuenta y que llevará a un final totalmente inesperado, terrorífico, casi traumático, pero extrañamente coherente.

Dogville, es una durísima reflexión sobre la conducta del ser humano, sobre su avaricia y su egoísmo, y sobre sus consecuencias. No es una historia bella, ni agradable, sino sólo tristemente real. Uno se da cuenta de que el mundo está lleno de Dogvilles y de que, sin ellos, la vida sería mejor.

Éowyn



dogville foto criticaHablar de un film de Lars Von Trier es hablar sobre todo de innovación, de cine nuevo en todos los sentidos. De este autor danés se puede decir ya que es uno de los grandes directores del actual cine europeo, sino el más grande. Su genialidad parece no tener límites y película tras película deja el listón más alto conformando así una filmografía de claro carácter ascendente.

Pero dejémonos ya de verborrea y opiniones personales pues son éstas siempre criticables. Vayamos a la película. Si en su anterior “Bailar en la oscuridad” este director nos revolvía el alma hasta dejarnos en estado de shock, en esta ocasión el señor Trier se dirige de forma directísima hacia nuestra inteligencia y nuestra conciencia. Para ello decide prescindir de lo prescindible, de lo circundante, de lo innecesario. Obteniendo así una innovadora puesta en escena: sobre un suelo negro están delimitadas las calles (pintadas en el suelo) las casas (sin tabiques ni muros visibles) y demás localizaciones que conforman el pequeño pueblo de Dogville. Sin duda todo un acierto de puesta en escena que impide al espectador desviar su atención y le obliga a centrarse en lo verdaderamente importante del film, las relaciones humanas.




No voy a desvelar ningún aspecto del apasionante argumento de esta obra por si leen vosotros estas palabras antes de verla. Hablaré pues solamente de la narración. Constituye en mi opinión una de las narraciones más inteligentes que se hayan visto en una pantalla de cine. Los personajes están magníficamente definidos y su desarrollo es perfectamente creíble, así como el modo en que están expuestos, hace que vayamos conociéndolos poco a poco y así evitar el tedio que podría suponer un film de tres horas de duración. Tres horas en las que no hay descanso para el espectador que es interrogado sobre la bondad, la maldad, la mezquindad, la venganza, el egoísmo. En definitiva un recorrido crítico y reflexivo por la conducta humana.

Pueden adorar u odiar esta película pero nunca les dejará indiferente. Historia de un pueblo inexistente que desgraciadamente es la historia de muchos pueblos reales y actuales. Obra maestra.

Leonard Zelig




dogville review fotos peliculaUn pueblo sin Dios. Un pueblo sin capacidad para recibir y por ende sin posibilidad de cambio. Un pueblo mezquino preocupado por lo que no es importante. En otras palabras, un pueblo humano. Sí, porque en Dogville se invierte la idea canónica de humanismo. Sin duda la pregunta que subyace a esta película montada como una obra de teatro es qué es ser humano. En el pueblo destacan entre sus habitantes un ciego que simula ver, niños que en el universo de William Blake se ubicarían en los poemas de la experiencia, un médico hipocondríaco y Tom, un escritor que se autoengaña dando sermones acerca de utopías que no son si quiera soñadas por los habitantes de Dogville.

Tal es la situación en este pueblo cuando llega una hermosa fugitiva a quien se le concederán quince días para ser aceptada. Grace trabaja duro para encontrar su lugar en Dogville. Pero sin advertirlo, provoca un conflicto: promueve libertad y será castigada por eso. Grace representa el otro humanismo: aquel que es sostenido por la generosidad, la responsabilidad frente a uno mismo y los otros, la nobleza, el amor. Y aquí es donde la película llega al momento esencial de su trama, el aprendizaje. Pero ¿quién enseña a quién?

La respuesta es sencilla para aquellos que reparen en lo de la recepción. Hay algo, sin embargo, que Grace no logra aprender: Scientia est celare scientiam.

Viviana Vazquez

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