• Por Antonio Méndez

Dirección: David von Ancken.
Intérpretes: Liam Neeson, Pierce Brosnan, Michael Wincott, Xander Berkeley.

Con guión de David Von Ancken (“Box Suite”) y Abby Everett Jaques.

Finalizada la Guerra Civil Estadounidense, Morsman Carver (Liam Neeson), antiguo militar confederado, intentará acabar en las Montañas Rocosas con la vida de Gideon (Pierce Brosnan), un ex oficial unionista.

Western que enfrenta a Pierce Brosnan y Liam Neeson en una historia basada en varios asuntos clásicos del género: la venganza por un hecho trágico del pasado (generalmente con desdicha familiar), la supervivencia en un montaraz medio natural, y vinculada a la primera e inherente a la segunda, la persecución épica por exteriores muy diversos que significan espacialmente el conflicto y sentir de los dos personajes en pugna.

La película se inicia al estilo de “La ley del talión” de Delmer Daves. Es decir, poniendo en situación de forma directa y sin introducción de personajes la persecución en un escenario agreste.

En el inicio son las montañas nevadas el contexto físico en donde se produce el seguimiento, contemplada la acción en planos medios y claustrofóbicos con perspectivas estorbadas por ramajes, planos subjetivos en jadeante carrera, o planos generales que exaltan la magnificencia del abrupto y gélido ambiente, casi laberíntico, en el cual se mueven los personajes.

Al mismo tiempo y a través de varios flashbacks con imágenes en ralentí, se dan pistas de la tragedia que ha generado una situación que no termina de atrapar con todo el ímpetu que desean sus hacedores, ya que los personajes son ambos bastante antipáticos y ambos poco explorados, a pesar de que en su camino aparecen diversos elementos y lugares comunes de estas historias: una casa aislada con familia desmembrada, una comunidad religiosa, unos forajidos, los constructores del ferrocarril, las chácharas en la noche al borde de la lumbre…

La insistente persecución, que recuerda en parte de su concepto a “Los duelistas” de Ridley Scott, culmina en un escenario desértico recogido de forma espléndida por la cámara de John Toll, un espacio árido y luminoso que ilustra con fulgor el desabrigo físico y psicológico de los dos protagonistas en duelo.

Este último tramo, con una aparición alucinógena-surreal de Anjelica Huston como buhonera (de lo más curioso del film), contiene un mensaje positivo de perdón y olvido, pero tal aspiración emocional carece de empatía, ya que el aspecto esquemático-situacional de la persecución domina a la agudeza en la descripción de los personajes y en el interés sobre su destino.

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Liam Neeson
Pierce Brosnan
Anjelica Huston

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