Dirección: Chuck Russell.
Intérpretes: Arnold Schwarzenegger, Vanessa Williams, James Caan, James Coburn.
Con guión de Walon Green (“El Mayor Robo Del Siglo”, “La Frontera”) y Tony Puryear.
Sinopsis
John Kruger (Arnold Schwarzenegger) es un agente dedicado a la protección de testigos.
Su misión es borrar todo rastro de su existencia y proporcionarles una nueva vida alejada de cualquier posible peligro.
Su última misión será proteger a Lee Cullen (Vanessa Williams), ejecutiva de una empresa dedicada a la fabricación de armas, quien descubre que existe un plan para vender armamento de alta tecnología a un peligroso grupo terrorista internacional.
Crítica
Rutinario thriller de acción violento con la clásica presencia de terroristas por medio, realizado para la exhibición testosterónica de Arnold Schwarzenegger en donde poco importa al margen de las explosiones, disparos y patadas que llenan la pantalla grande con violencia excesiva y destrucción sin límite para goce de los amantes de los procederes contundentes de Arnie y de unos productos sobreexplotados que tomaban prestada la peor vertiente de la estimable “Harry El Sucio”.
La película, que retoma los métodos expeditivos que hicieron famosos en los años 80 a Schwarzenegger y a Sylvester Stallone, con un guión flojo lleno de huecos y estereotipos, diálogos de manual y personajes unidimensionales envueltos en triviales tramas de corrupción política, policial y tráfico de armas, está desarrollada con ritmo apresurado y algunas escenas de acción improbable que sirven para sobresaltar a la audiencia por su espectacularidad, como la del salto en paracaídas y las clásicas persecuciones sin interés con destrucciones estrepitosas que justifican el alto presupuesto.
Por lo menos no aburre.
Dirige y produce Chuck Russell, quien previamente había rodado con Jim Carrey “La Máscara”, y co-protagonizan ilustres actores como James Coburn o James Caan.
John Milius, el director de “Conan, El Bárbaro” y buen amigo de Arnold Schwarzenegger, llegó a trabajar durante un tiempo en la escritura de un flojo guión firmado por Tony Puryear, quien por fortuna no volvió a acercarse al mundo del cine, y Walon Green, quien triunfó escribiendo episodios de series de televisión como “Urgencias” o “Ley y Orden”.
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