• Por AlohaCriticón


Dirección: Hirokazu Koreeda.
Intérpretes: Junichi Okada, Rie Miyazawa, Arata Futura, Jun Kunimura.


En la localidad japonesa de Edo, a principios del siglo XVIII, el joven samurái Soza (Junichi Okada) debe materializar la venganza que su padre le requirió en sus últimos instantes de vida: matar al hombre que le había asesinado. No obstante, sus dudas, temores, falta de decisión y la opinión de la viuda Osae (Rie Miyazawa), le harán replantearse su cometido.

Presentada en la sección oficial del Festival de San Sebastián de 2006, “Hana” supone la quinta película de la filmografía del realizador japonés Hirokazu Kore-Eda.

En esta ocasión Kore-Eda, en labores también de guionista y montador, presenta una parábola en torno a la venganza y a las dificultades de llevarse a cabo en tiempos de paz y, sobre todo, cuando el encomendado para desempeñarla no ha heredado los genes del progenitor, en este sentido, completamente empapados en el famoso código Bushido.

Contando con la participación de efectivos intérpretes como Rie Miyazawa (curiosamente integrante del elenco de la más seria “El ocaso del samurái” (2002)), Tadanobu Asano (habitual de los filmes de Kore-Eda) y el propio protagonista, Junichi Okada, el director nipón rueda una ligera comedia que, a pesar de su larga duración, mantiene un tenue interés en la atención del respetable.

A diferencia de su anterior trabajo, “Nadie sabe” (2004), “Hana” se convierte en un título mucho menos duro, cuyo planteamiento paródico e irrespetuoso de la solemnidad que caracteriza el honorable mundo del samurái, no debe haber sentado nada bien a las mentes tradicionalistas y aguerridas del país del sol naciente.

Una épica que esplendorosamente reflejada por muchos cineastas, Kurosawa como punta de lanza, se va al traste por culpa de la ausencia de vocación de un aprendiz, pero que con la fuerza de la dramaturgia y las dotes interpretativas de un pintoresco grupo, se logrará resolver una situación que amenazaba seriamente la reputación del mozo en la encasillada sociedad de aquel tiempo.

Alberto Alcázar

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