Dirección: Olivier Hirschbiegel.
Intérpretes: Nicole Kidman, Daniel Craig, Jeremy Northam, Sandra Lynn O’Brien.
Película basada en una novela de Jack Finney (“Invasión: Los Ladrones De Cuerpos”, Editorial Bibliópolis). Con guión de David Kajganich (“La Masacre De Town Creek”).
Sinopsis
Tras estallar en el cielo estadounidense, la lanzadera espacial Patriot es hallada con una extraña sustancia impregnada en sus restos. Poco después Carol Bennell (Nicole Kidman), una psiquiatra de Washington, comienza a percibir extraños comportamientos en la gente que le rodea. Carol advierte de esta misteriosa situación a su amigo, el médico Ben Driscoll (Daniel Craig). Ambos intentarán encontrar una explicación a una epidemia que parece atrapar e insensibilizar al género humano.
Crítica
Nueva versión de “Los Ladrones De Cuerpos” (o “La Invasión De Los Ladrones De Cuerpos”) de Jack Finney, novela de ciencia-ficción escrita a mediados de los años 50 y llevada a la pantalla por Don Siegel en la misma época, con la invasión alienígena empleada como alegoría (entre otras cosas) de la obsesión por la Guerra Fría y el acoso de aquella etapa negra de la Caza de Brujas. Más tarde, Philip Kaufman y Abel Ferrara también se sirvieron del texto de Finney para nutrir su filmografía con más o menos acierto.
Con una delgada y estilosa Nicole Kidman como protagonista principal, el alemán Oliver Hirschbiegel debuta en Hollywood retomando la historia de alienígenas alienantes principiando con un flash-forward paranoico que más parece un anuncio de Sprite que otra cosa.
Más tarde, la película se esfuerza por explicar poco y resaltar mucho tal atmósfera paranoica con la heroína frágil-rubia-elegante (El gran Alfred Hitchcock se moriría de gusto) acosada en ambientes claustrofóbicos repletos de autómatas insensibles con ansias expansivas, aspecto que retoma la simbología sobre la invasión física y psicológica, que implica no sólo conflictos bélico-políticos de fronteras sino también el aborregamiento comunal, sectario y dictatorial del pensamiento único, que intenta eliminar la libertad individual, la pluralidad, el respeto ideológico, y la anulación progresiva desde un sistema de poder y manipulación de la independencia intelectual.
A pesar de que podían evitar la plasta presencia de la relación protectora materno-filial (el niño en peligro parece que no puede faltar en estos tiempos que corren), de que los personajes al margen de Nicole no son más que humo, y de un final bastante insatisfactorio, la película, en base a su raíz literaria, no deja de ser una pieza de entretenimiento ruidista más o menos pasable, narrada con el suficiente nervio y estridencia como para no bostezar en demasía.
Fichas en AlohaCriticón