Dirección: David Koepp.
Intérpretes: Johnny Depp, John Turturro, Maria Bello, Timothy Hutton.
Película basada en una novela de Stephen King (“Ventana Secreta, Jardín Secreto”, Editorial Signet).
Con guión de David Koepp (“La Habitación Del Pánico”, “El Último Escalón”).
Sinopsis
El escritor Mort Rainey (Johnny Depp) está pasando un mal trago sentimental y profesional a causa de la separación con su esposa Amy (Maria Bello).
Aislado en una cabaña, recibe la visita de un extraño llamado John Shooter (John Turturro) quien le acusa de plagiarle un relato.
Crítica
Las obras de terror y suspense del fecundo creador de best-sellers Stephen King han sido fuente propicia para el mundo del cine, inmiscuyéndose el propio autor norteamericano en la industria cinematográfica con facetas de actor, director (aquel flojo film titulado “La Rebelión De Las Máquinas”), productor o guionista, hecho que ha provocado que su manifestación novelesca se haya apartado de su esencial fundamento literario para pensar básicamente en la futura explotación cinematográfica.
En esta ocasión fue David Koepp, válido guionista e irregular director, responsable de títulos como “El Último Escalón” o “El Efecto Dominó”, el encargado de facturar esta nueva entrega del autor de Portland, adaptando la novela “Ventana Secreta, Jardín Secreto”, una especie de refrito de conocidas y antiguas obras antiguas de King con escritores en el principal papel protagonista al estilo de “El Resplandor”, “Misery” o “La Mitad Oscura”.
El desarrollo ofrece un thriller psicológico formulista con la típica confrontación entre dos personajes singulares conducida con un tono paranoico, tenso, plasmado con un trabajo técnico apreciable en la conducción narrativa y definición de ambientes pero que, sin embargo, se revela insuficiente para la creación del suspense y de la atmósfera que vayan más allá de las convenciones del género.
El resultado es un título poco memorable y comedidamente entretenido, con una correcta interpretación de los carismáticos Johnny Depp y John Turturro, un manejo de la trama con dispositivos emocionales bastante tramposos, trillados con ecos hitchcokianos, ramalazos humorísticos, ajustes sentimentales innecesarios y el inevitable giro sorprendente al final en una película en la que se afirma la sandez de que “lo único que importa es el final”…
Seguramente, pero sólo en las películas menores y de poca substancia.
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