Dirección: Aisling Walsh.
Intérpretes: Sally Hawkins, Ethan Hawke, Kari Matchett, Gabrielle Rose.
Película basada en hechos reales. Con guión de Sherry White (“Crackie”, “The Bread Maker”).
Sinopsis
Nueva Escocia, Canadá.
En un pequeño pueblo costero vive Maud Dowley (Sally Hawkins), aquejada desde su niñez de artritis reumatoide, junto a su tía (Gabrielle Rose). Con la esperanza de lograr la independencia, Maud contesta a un anuncio de trabajo de Everett Lewis (Ethan Hawke), un malhumorado vendedor de pescado que busca una criada para que le ayude en su casa aislada, un hogar pequeño, con una sola habitación, en donde Maud revelará su talento para la pintura.
Crítica
Película biográfica sobre la pintora canadiense Maud Lewis, cuyas limitaciones físicas, derivadas de una artritis reumatoide, no le impidieron ser una artista de peculiar estilo pictórico, con colores vivos, pinturas aparentemente simplistas, ingenuas, muy naif, repletas de pequeños detalles, algunos incongruentes, paisajes con hojas de otoño en época invernal, flores, animales…
La historia de Maudie comienza cuando, tras la muerte de sus padres, su hermano Charles vende la casa familiar, se queda con el dinero y entrega a Maud al cuidado de su tía Ida, con la que vive encerrada, siendo tratada como si no fuese capaz de valerse por sí misma. Ella es tenaz, tiene las ideas claras y sale en busca de su libertad e independencia.
La oportunidad llega cuando escucha a un vendedor de pescado llamado Everett, que necesita a una criada. Maud ofrece sus servicios. Tras varias negativas, Everett accede gracias a su persistencia y a la ausencia de candidatas, marcando unas duras y ofensivas normas, soportando humillaciones… En el fondo ambos tienen cosas en común, sienten el rechazo y la incomprensión de parte de su entorno; son dos almas retraídas, solitarias, sin padres… Poco a poco, el personaje tosco, huraño, grosero, analfabeto, de Everett, termina convertido en un príncipe azul para Maud.
El paso del tiempo y la autoconfianza de la protagonista sacarán a la luz su potencial artístico; las horas que pasa en la cabaña permitirán que su mundo interior se refleje a través de coloristas pinturas.
Las interpretaciones son un punto importante del film. La de Ethan Hawke está llena de matices, aportando imprevisibilidad a un hombre de personalidad compleja. Sally Hawkins es optimista, tierna, obstinada, aúna fuerza y fragilidad en un arco temporal que va de la juventud a la vejez. Comprobamos su achique físico y su ensanchamiento espiritual. Peor está el retrato, maniqueo, de los secundarios.
La debutante Aisling Walsh, con guión de Sherry White, opta por crear un pequeño relato, sencillo, con alma y sensibilidad sin caer en el dramatismo ni en arbitrarios giros de guión.
Es el retrato de una mujer sensible, marginal, ninguneada, que encauzó sus dificultades gracias a la expresividad artística inspirada en el entorno de una pequeña cabaña sin agua corriente ni electricidad.
Con ritmo pausado, sobre la cotidianeidad, somos testigos del acompañamiento entre diferentes, del surgir del cariño. Todo de manera natural, sin nada forzado.
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