Dirección: José María Forqué.
Intérpretes: Sue Lyon, Fernando Rey, Christian Hay, Gloria Grahame.
Con guión de Rafael Azcona (“El Anacoreta”, “La Prima Angélica”), José María Forqué (“No Es Nada, Mamá, Solo Un Juego”, “La Cera Virgen”) y James M. Fox.
Sinopsis
Angela (Sue Lyon) es una joven estadounidense que se casa en una localidad turística mediterránea con Arthur (Fernando Rey), un millonario ciego, con la intención de permanecer en la casa manteniendo una relación amorosa con su asistente Marc (Christian Hay).
Crítica
Drama criminal (conocido también como “Tarot”) sobre depravación moral, parejas cruzadas, celos, codicia…
Es una historia turbia desarrollada en un ambiente post-hippie de desencanto vital, apatía, falta de objetivos.
Ángela (interpretada por Sue Lyon) es una joven hippie, libre y autosuficiente, obsesionada con las cartas del tarot, que llega a una localidad costera española en su moto y llama la atención de un joven atractivo llamado Marc (interpretado por Christian Hay).
Este último la llevará a una mansión, no para pasar la noche con él, sino con su jefe, un hombre rico, ciego y maduro, llamado Arthur (interpretado por Fernando Rey).
Ángela rechaza la propuesta, pero regresa atraída por Marc. En muy poco tiempo Arthur le propone matrimonio y ella acepta con la intención de permanecer cerca de Marc. Su ama de llaves Natalie (Gloria Grahame), que mantenía una relación con Marc, no verá con buenos ojos esta intromisión.
Las interpretaciones de los cuatro protagonistas son meritorias, en especial la de Fernando Rey y la de Sue Lyon en el último tercio de la película, pero de los personajes sabemos muy poco, están poco definidos, lo que provoca que no se entiendan del todo sus motivaciones.
La fotografía refleja un ambiente entre intencionadamente esotérico, disoluto y crepuscular, que refleja la historia fatalista que está contando.
La trama es en parte incoherente, inconsistente y previsible en muchos momentos.
No se entienden bien como una joven autosuficiente con mucho mundo y espíritu libre, se convierte en el juguete de un joven manipulador que acaba de conocer.
No se sabe por qué Arthur tiene ese carácter tan extraño e inexplicable; ni por qué cae rendido tan rápidamente a los pies de Ángela-
La película gira en el último tercio hacia el cine negro, mostrando a Ángela casi como una femme fatale, ganando además interés y protagonismo el papel de ama de llaves de Natalie interpretado por Gloria Grahame. El clímax final carece de sentido y resulta moralista y aleccionador.
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