• Por Antonio Méndez

thumbsucker cartel criticaDirección: Mike Mills.
Intérpretes: Lou Taylor Pucci, Tilda Swinton, Vincent D’Onofrio, Keanu Reeves.

Con guión de Mike Mills.

Sinopsis

Un adolescente llamado Justin Cobb (Lou Taylor Pucci) tiene un grave problema: todavía se chupa el dedo.
Este hecho, que afecta a todo su contexto familiar y amoroso, intentará ser evitado con la ayuda hipnótica de su ortodoncista Perry Lyman (Keanu Reeves).

Crítica

Esto de chuparse el dedo tampoco está tan mal. Lo importante es chupar algo. Y entretenerse en actos inocentes, puros y… encubridores.
Al contexto social del joven protagonista de “Thumbsucker” parece que no le gusta tal lamedura del pulgar cuando ya hace tiempo que afeita la barba.

“Thumbsucker” es una película de cine independiente, el cual suele acusar el grave problema de creerse que la estética bizarra y la singularidad con apuntes estrafalarios en trama y personajes lo es todo, cuando en muchas ocasiones todo su conglomerado se sustenta en la nada más absoluta, la presunta inteligencia en el concepto original y la pretensión más fastidiosa.

No es el caso totalmente de esta adaptación de un libro de Walter Kirn, comedia dramática de crecimiento, autodescubrimiento e iniciación, que ubica su asunto en la clásica angustia adolescente, al estilo de antihéroe post-acnéico j.d.salingeriano (a lo Holden Caulfield) con visión desapegada del mundo adulto, y en una estética arty y tono agridulce que le eleve postizamente por encima de similares historias adolescentes menos ambiciosas.




Tal estética remeda las astutas pautas que podría depara Sofia Coppola (por no hablar de Richard Kelly, Todd Williams..), con historias de corte simpático pero teñidas en melancolía y/o nostalgia, personajes estrafalarios, familias extravagantes pero de cierto dibujo enternecedor, imaginería de videoclip saturado con tono ensoñador, narrativa deudora del desaliño de la nouvelle vague (y ecos del primer Woody Allen) y músicas que van del pop psicodélico al sunshine-pop (que también posee dosis de lisergia), aquí con Elliott Smith (filtrando a Big Star) y el grupo Polyphonic Spree como principales protagonistas de los sonidos que ornan la trama y que parecen ser utilizados como satisfacción propia del autor (a pesar de las virtudes indudables de la música del recientemente finado Smith y de los Spree de Tim DeLaughter que este que escribe comparte).

La actuación magnífica del chaval Lou Taylor Pucci, su interacción personal en distintos ambientes que nos permite disfrutar con algunas intervenciones secundarias de conocidos intérpretes (entre ellos Keanu Reeves y Vince Vaughn) y el sentido atmosférico creado por un debutante Mike Mills (nada que ver con el miembro de REM) no obvia que, aunque los resultados no sean despreciables, tiene que ir más allá de semblantes estéticos de video-publicidad conjeturalmente arty-vanguardistas.
Por no hablar del retrato de unos personajes que se aposentan en la singularidad en la premisa y la extrañeza en comportamientos, que parece, sin ningún sentido, aportar para algunos un plus en el contenido de una trama que depara bien poco más allá de una óptica simpático-compasiva de la crisis de la edad y el desarrollo en sociedad.

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Keanu Reeves
Vince Vaughn
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