Dirección: Nelson McCormick.
Intérpretes: Brittany Snow, Scott Porter, Dana Davis, Jessica Stroup.
Con guión de J. S. Cardone (“La Alianza Del Mal”, “El Padrastro”).
Sinopsis
El baile de instituto de Donna Keppel (Brittany Snow) se verá teñido de sangre cuando el psicópata que mató a su familia escapa de la cárcel para asesinarla. Donna y sus compañeros intentarán escapar de las intenciones del desequilibrado.
Crítica
En los Estados Unidos es muy tradicional la “Prom Night”, noche con bailoteo que pone fin al instituto antes de acudir a la universidad.
Las muchachas y los muchachos se emperifollan nerviosos con sus mejores galas, se alquilan limusinas y se accede al lugar de la celebración con una alfombra roja que para sí lo quisieran las estrellitas y estrellonas que se pasean en plan “aquí estoy yo” antes de la ceremonia del tío Oscar.
Así de chulos y ataviados se ponen los jóvenes protagonistas de esta película, una nadería de tomo y lomo con un psicópata matando por doquier en un hotel.
Del psicópata poco se sabe. Era maestro y se obsesionó con su alumna. Punto final. Lo vemos con greñas en plan Charles Manson y más tarde sin afeitar y con gorra. Es como un fantasma. Aparece ahora. Desaparece en un segundo. Se cuela en las casas con una facilidad pasmosa. Vamos, todo muy creíble.
La chica está traumatizada por el pasado y, sin explicarse por qué, tiene sueños premonitorios del festín sanguinolento posterior.
Conocemos a sus tíos y amigos, de forma tan superflua como a ella, asistimos a sus reyertas acnéicas y ansias sexuales que aburren al santo Job, y seguimos las peripecias de unos policías que parecen más escondidos en el hotel que el psicópata, que se pasea como si fuese el rey de la fiesta.
Los policías quieren controlar a la protagonista (sin mucha maña) pero se olvidan de los demás. Así que salvan a una mientras que el descerebrado se carga a media docena. Un primor de eficiencia.
Con el paso de los minutos esta pelicula barata y rutinaria de terror adolescente con estética MTV no hay lugar a la sorpresa. Se dibuja una situación con expectativas de juerga y placer, y sucede todo lo esperado. Es decir, lo contrario, dentro y fuera de la pantalla.
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