• Por Antonio Méndez


Dirección: Ben Stassen.
Intérpretes: Película de animación.

Con guión de Domonic Paris (“Terror En La Funeraria”, “Splitz”).

Sinopsis

Años 60. La carrera espacial entre soviéticos y estadounidenses está en pleno auge. Después de que Yuri Gagarin se convierta en el primer astronauta en llegar al espacio, los norteamericanos impulsados por su presidente John F. Kennedy, se marcan el objetivo de ser los primeros en llegar a la Luna. Unas moscas llegan a la NASA y se adentran en la nave Apolo XI para formar parte de una aventura espacial.

Crítica

vamos-a-la-luna“Vamos a La Luna” es una película belga de animación digital en 3-D que cuenta la aventura de tres moscas astronautas en viaje a la Luna en época de la Guerra Fría, con lo que la carrera espacial entre Estados Unidos y la URSS toma un primer plano en la trama de esta cinta menor.

La animación en 3-D no es demasiado sobresaliente pero resulta efectiva para sus propósitos; el diseño antropomórfico de las moscas es flojo (si le quitan las alas parecen de todo menos moscas –por lo menos la imagen superficial que se tiene desde una perspectiva humana); los personajes no encandilan y no faltan estereotipos (los rusos malencarados); y la historia es poco más que una laxa recreación histórica de la llegada a la Luna desde el punto de vista de tres moscas “adolescentes” en iniciación.

Al margen de su aspecto documental (el propio Buzz Aldrin aparece al final de la película), la ficción díptera se motoriza con un impulso ancestral (el abuelo en flashback incluso le salvó la vida a la célebre aviadora Amelia Earhart) y con las ansias de ruptura de la rutina diaria por parte del soñador joven protagonista.

No hay demasiados conflictos ni demasiada tensión que enardezca la historia, todo fluye tranquilamente con alguna escena de vals (suena el “Danubio Azul” de Johann Strauss en uno de sus momentos más placenteros), boogie rock con el “Going Up The Country” de los Canned Heat, y el “Fly To The Moon” de Bart Howard popularizado por Frank Sinatra.

Los efectos visuales que origina el empleo del 3D eleva un tanto la escasa gracia de su historia.