Dirección: Gore Verbinski.
Intérpretes: Dane De Haan, Jason Isaacs, Mia Goth, Ivo Nandi.
Con guión de Justin Haythe (“El Llanero Solitario”, “Revolutionary Road”).
Sinopsis
Nueva York.
Lockhart (Dane DeHaan), un joven y ambicioso ejecutivo, es enviado por sus jefes a los Alpes Suizos con el objetivo de encontrarse con un CEO de la empresa que se encuentra realizando una “cura de bienestar”.
Cuando Lockhart llega al lugar, descubre que las terapias utilizadas no son lo que parecen.
Crítica
Thriller psicológico de Gore Verbinski que nos lleva a un sanatorio de los Alpes Suizos.
La película tiene su interés. Visualmente es espléndida, como momentos de impacto muy bien narrados; y la intriga progresa con tensión en un contexto enrarecido, macabro, claustrofóbico, pesadillesco, que cruza de forma muy estilosa influencias diversas: el giallo italiano de los 70, Thomas Mann, la novela gótica, Alfred Hitchcock, Franz Kafka, David Cronenberg, el clásico relato de científico loco, los trayectos aventureros-existenciales de Joseph Conrad… con un plausible Dane DeHaan (actor de notable parecido a Leonardo DiCaprio) inmerso en una vorágine paranoica, más próxima al adentramiento enfermizo en una secta totalitaria que en la aparente tranquilidad de un sanatorio.
Lo que no funciona tan bien es la alegoría de locura que envuelve una existencia en lo que prima el materialismo, la adicción al trabajo o la ambición sobre otros principios.
El pastiche acentúa su contenido con una estética detallista, enfática, que logra, a pesar de su excedida extensión, fijar la atención sobre su historia. Una pena que progresivamente la propuesta se abigarre de forma desquiciada, efectista, muy ambiciosa, en una fusión de temas e ideas resuelta de manera poco satisfactoria.
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