• Por Antonio Méndez

esmeralda-la-zingara-cartel-criticaDirección: William Dieterle.
Intérpretes: Charles Laughton, Maureen O’Hara, Cedric Hardwicke, Thomas Mitchell.

Película basada en una novela de Victor Hugo. Con guión de Sonya Levien (“Melodía Interrumpida”, “Quo Vadis”).

Sinopsis

La Guerra de los Cien Años ha terminado y el rey Luis XI de Francia (Harry Davenport) celebra la aparición de un nuevo invento: la imprenta. Por el contrario, el juez Claude Frollo (Cedric Hardwicke) desea su destrucción, al igual que la aniquilación de los gitanos y mendigos. Mientras hablan un ser deforme llamado Quasimodo (Charles Laughton) toca las campanas de la catedral de Notre Dame y un grupo de gitanos, con la bella bailarina Esmeralda (Maureen O’Hara), se acerca a París.

Crítica




Fenomenal adaptación de la famosa novela del escritor francés Victor Hugo “El Jorobado De Notre Dame” con una sobresaliente dirección de William Dieterle recreando de forma melancólica el escenario y los personajes de la ciudad de París del siglo XV con espléndida dirección artística de Van Nest Polglase y fotografía de Joseph August.

charles-laughton-jorobado-notre-dame-reviewDestaca en su estupendo plantel de actores un Charles Laughton excepcional en su encarnación de Quasimodo (siempre a admirar en su versión original). También es destacada la caracterización de Cedric Hardwicke como el villano Frollo.

La película es un afligido drama romántico de la RKO con escenas inolvidables (casi todas en las que aparece Laughton) interpretado en su principal personaje femenino por Maureen O’Hara como Esmeralda, quien debutaba en el cine de Hollywood con este papel de gitana incitadora de diversas pasiones amorosas (carnales, platónicas) que desembocan en retiro, tragedia, esperanza.




Está ambientada en una época en la que la Edad Media fenece para dejar paso al Renacimiento, período con el humanismo libertario tomando el relevo a la superstición, al fanatismo o el prejuicio.
Es tiempo de descubrimientos e inventos, de la aparición de la imprenta que acerca el conocimiento a todos los hombres y mujeres, de la desaparición de los dogmas, de la permuta entre el reaccionario, hipócrita y mal encarado Frollo por el poeta afable y reivindicativo Gringoire, el triunfo del poder mayoritario del pueblo por la oligarquía y el privilegio de la nobleza.

Testigo sordo y ausente de estos cambios, morando en una soledad tañida por el sonido de las campanas, reside Quasimodo, ser incomprendido y aislado que desea poseer un corazón de piedra y así no sufrir de amor.
Victor Hugo rara vez encontró mejor acomodo en la gran pantalla.




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William Dieterle
Charles Laughton
Maureen O’Hara
Edmond O’Brien

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