Dirección: Stephen Chow.
Intérpretes: Stephen Chow, Yuen Wah, Yuen Qiu, Chan Kwok Kuen.
Con guión de Man Keung Chan, Stephen Chow, Xin Huo y Kan-Cheung Tsang.
Sinopsis
China, años 40.
Sing (Stephen Chow) es un ladrón aspirante a mafioso que desea unirse a la banda criminal del Hacha.
Entre sus actividades delictivas se encuentra la extorsión de un vecino del Pig Sty Alley, un complejo de apartamentos cuyos habitantes no resultan ser lo que parece cuando entren en escena los miembros de la Banda del Hacha.
Crítica
Lo de “arrejuntar” el cine de artes marciales con el humor no puede ofertar mejor resultado que esta diversión llamada “Kung Fu Sion”, película de Hong Kong dirigida, escrita y protagonizada por Stephen Chow, una de esas estrellas chinas que en su país natal (y entre los aficionados al género) arrasa en el campo de la acción-espectáculo con dosis de comedia, siguiendo la estela de Jackie Chan y similares.
El exotismo de las tradiciones y formas socioculturales y espirituales de Oriente han hecho mella en gran parte de los occidentales, y la explotación artística de las mismas han generado múltiples manifestaciones culturales (cómics, films de acción, videojuegos, series de animación, tatuajes…) que por desgracia suelen quedarse en lo más banal cuando tales culturas por lo general están significadas por la profundidad más allá de la superficie estética y el respeto por la tradición y raíces, algo que debían copiar para bien muchos occidentales.
Pero bueno, quedémonos, dentro del cine de acción, con esta explotación espectacular con trazas de tebeo y dibujo animado, referencias pop, fantasía repleta de efectismos y tono entusiasta y frenético del arte marcial. Fibroso y despreocupado entretenimiento.
Con “Kung Fu Sion” nos retrotraemos a los años 40 de la China para seguir los pasos de Sing, el personaje principal interpretado por Chow en una comedia de acción enérgica con delirante slapstick, nonsense paródico, situaciones de acción ejemplares y ligazones iconográficas (desde Sergio Leone, el gran Tex Avery o Tarantino pasando por Scorsese, la Marvel, las míticas producciones de los Shaw Brothers o El Correcaminos).
Gran parte del mérito de la valía de la película se encuentra en el imaginativo trabajo del omnipresente Yuen Woo Ping, maestro de maestros en crear improbables coreografías de lucha (Matrix, Tigre y Dragón…) que aquí se encuentra ayudado por Sammo Hung, ambos responsables de escenas de acción que más bien parecen de baile que de pelea.
Por otra parte y en su cariz menos plausible, tendría que despojarse de alguna subtrama inconsistente y abusar menos de unos efectos que pierden eficacia con tanta reiteración.