• Por Antonio Méndez

una historia de violencia cartel poster a history of violenceDirección: David Cronenberg.
Intérpretes: Viggo Mortensen, Maria Bello, Ed Harris, William Hurt.

Con guión de Josh Olson (“Infestados”).

Sinopsis

Tom Stall (Viggo Mortensen) posee un restaurante y vive una existencia feliz junto a su familia.
Esta estabilidad se romperá cuando tras un intento de robo en su restaurante, Tom mate en defensa propia a dos peligrosos criminales, lo que le termina convirtiendo en un héroe.
Es entonces cuando aparece un extraño llamado Carl Fogarty (Ed Harris), quien le expresa a Tom que tiene una cuenta pendiente con él.

Crítica




una-historia-violencia-review-criticaAdaptación de la novela gráfica de John Wagner y Vince Lock, escrita por Josh Olson y dirigida por el (casi) siempre interesante cineasta canadiense David Cronenberg, un obsesionado con las transformaciones físico-psicológicas, los conflictos morales y la dualidad de personalidad, asuntos servidos con grandes dosis de sexo y violencia en ambientes enrarecidos.

En “Una Historia De Violencia (A History Of Violence)” se puede, aunque con mayores convenciones y menor sentido paranoico, palpar tal obsesión en un seguimiento netamente pulp de un personaje condicionado por su pasado y ubicado en un escenario cuya trama en su progreso subvierte los valores y ambientes en los que se asienta: felicidad familiar, sosiego rutinario, tranquilidad ambiental propia de una pequeña localidad…




A veces el desarrollo parece un tanto artificioso y gratuito, el conjunto de los personajes es un tanto plano, e incluso resulta demasiado moroso en algunos pasajes, pero la narración de Cronenberg implica a nivel emocional y resulta en ocasiones subyugante en el retrato de una historia violenta de base familiar que se proyecta en una intriga catártica de tintes negruzcos con contrastes entre escenarios y personajes, a los que según parece el autor canadiense ha querido moldear con algún eco de western fordiano, sin olvidar apuntes del “Perros De Paja” de Sam Peckinpah, algunas tipologías a lo Clint Eastwood, y también de “Forajidos”, relevante cine negro de Robert Siodmak basado en el libro de Ernest Hemingway. Incluso, acrecentando referencias magistrales a la trama, al “Retorno al Pasado” de Jacques Tourneur.

Un moderado Viggo Mortensen aporta suficiente credibilidad a su personaje de antihéroe y chispa sexual con Maria Bello, mientras que Ed Harris roba todas las escenas en las que aparece.

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David Cronenberg
Viggo Mortensen
Maria Bello
Ed Harris
William Hurt





Este puede ser un ejemplo bien claro de que una película no necesita de un argumento complejo para ser grande. Es ésta una cinta cuya sobriedad y sencillez argumental (mostrada a lo largo de un guión equilibradísimo al que nada le sobra ni le falta) son la clave para convertir todo el conjunto en una historia de una riqueza apabullante.

Cronemberg nos regala una película que va in crescendo durante todo su metraje, sin ni un solo altibajo. Aunque bien podemos pensar que en algunos pasajes resulta excesivo, todas y cada una de las escenas tienen gran fuerza y vigor, y no hay nada que realmente no pueda parecer justificado. El director canadiense sabe cómo mantener la tensión y el interés, cómo hacer que el espectador nunca se sienta tranquilo, y le va conmoviendo poco a poco hasta atraparle del todo en un clímax final impresionante (William Hurt está sobreactuado, pero ni eso lo echa a perder).




Cuatro escenas destacan en este sentido sobre todas las demás: la del porche de la casa, puro suspense; las dos del insituto, donde el director rompe con el tópico dándole la vuelta del todo; la de la escalera, cruda, desgarrada, ambigua, lírica incluso y para nada fuera de lugar; y sobre todo esa indescriptible escena final, el juego de miradas en torno a la mesa, que logra alzarse como uno de los momentos cinematográficos del año.

Y si el trabajo de dirección es impresionante, el de los actores no lo es menos. Viggo Mortensen sigue demostrando su enorme potencial y su capacidad para enfrentarse a cualquier tipo de papel (magnífica es la progresión del protagonista), Maria Bello sabe traducir toda la gama de sentimientos de los que está compuesto su arrollador personaje, Ed Harris cumple con la maestría habitual con su eterno secundario, y Ashton Holmes se revela como un gran descubrimiento, que, esperemos, elija bien dónde participar en el futuro.




Con estos tres pilares tan genialmente bien asentados (guión-dirección-actores), aspectos menores como la banda sonora (donde Howard Shore ha puesto el piloto automático, reciclando sus propias fórmulas y haciendo uno de sus peores scores) o el hecho de que la película cuente una de esas historias sobre personajes en busca del olvido de su pasado, tan de moda actualmente; quedan absolutamente de lado ante la cantidad de emociones y escenas apabullantes que ofrece Cronemberg, redondeando una obra maestra y por supuesto una de las mejores películas del año.

Wishi

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