Dirección: Steven Zaillian.
Intérpretes: Sean Penn, Jude Law, Kate Winslet, Anthony Hopkins.

Película que adapta una novela de Robert Penn Warren llevada con anterioridad al cine por Robert Rossen con el título en español de “El Político” (1949), novela y película basada en el personaje real de Huey Long.
Con guión de Steven Zaillian (“Gangs Of New York”, “La Intérprete”).

Sinopsis

Ambientada en el estado de Louisiana, el film narra las vicisitudes políticas de Willie Stark (Sean Penn), un hombre inmerso en un clima de poder y corrupción.

Crítica

Hollywood no ha sido indiferente a las maquinaciones y tejemanejes en torno a la actividad política, el poder, la corrupción, la ambición… Con asiduidad tomando raíces literarias y con desigual fortuna, la pantalla se ha llenado de populistas engañabobos, idealistas que traicionan sus ideas al conseguir el poder, demagogos baratos, maniqueos aneuronales, corruptos insaciables… fuese adaptando a Andria Locke Langley y centrando la narrativa en un personaje localista, como en “Un León En Las Calles”, título más o menos afortunado de Raoul Walsh con James Cagney o, entre otras muchas películas, con un retrato más coral en ambientes oscuros de alta política, como en “Tempestad Sobre Washington”, versión de la novela de Allen Drury filmada en los años 60 por Otto Preminger con un reparto de lujo.




Reparto de lujo (aunque mucho menos extenso que la película previo) también lo tiene “Todos Los Hombres Del Rey”, nueva versión de una de las novelas políticas más importantes de la historia literaria estadounidense.
Escrita por Robert Penn Warren, el libro ya había sido adaptado hace muchos años por Robert Rossen con un Broderick Crawford soberbio que logró ganar el Oscar gracias a su personificación de “El Político”, quien no era más que una dramatización de la figura real de Huey Long.

Este drama con político populista en plan telepredicador exaltamasas está escrito y dirigido por Steven Zaillian (un tipo que no lo había hecho del todo mal en su carrera como guionista) y centra su interés en el ascenso y caída de un personaje visto desde la perspectiva de su mano derecha.
Pretencioso y superfluo, Pawel Ederman capta el ambiente de Nueva Orleáns con eficacia pero al conjunto le falta arrojo, quemazón, fuego. No posee la bravura del film de Rossen ni la complejidad social del texto de Warren, al que priva de significación en muchos de sus caracteres y oferta básicas pinceladas en las relaciones de los mismos.

Resulta apagado, pesado y palabrero en diversos pasajes, con saltos temporales irregularmente empleados y una plañidera-pomposa partitura de James Horner.
Le falta dimensión en algunos de los personajes principales y presenta una interpretación sobreactuada de Sean Penn, un buen actor, vital, enérgico… que sin embargo pretende ofertar trascendencia dramática a cualquier nimia acción y que termina en ocasiones perdiendo eficacia por su afectación y narcisismo sin límites.

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