• Por Antonio Méndez

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Dirección: Richard LaGravenese.
Intérpretes: Hilary Swank, Patrick Dempsey, Scott Glenn, April L. Hernández.

Película basada en un libro de Erin Gruwell. Con guión de Richard LaGravenese (“Posdata: Te Quiero”, “Beloved”).

Erin Gruwell (Hilary Swank) es una profesora destinada a un instituto de un barrio problemático en donde conviven adolescentes de muy diversa procedencia, lo que conlleva roces continuos. Poco a poco y tras unos difíciles inicios, la profesora se irá ganando a sus alumnos, y éstos tendrán la confianza de contar sus problemas a la maestra.

Basada en un hecho real, este drama se centra en los esfuerzos de una profesora novata que, a diferencia de la desidia e indolencia mostrada por sus colegas más duchos en el sistema educativo, intenta modificar la conducta de sus problemáticos alumnos e incentivarles en la reflexión sobre su contexto y su situación presente y futura con ejemplos-espejo cercanos a su escenario humano, entre ellos la revisión personal de “El diario de Ana Frank”, y la escritura de un diario que sirve tanto como catarsis personal como ilustración colectiva.freedom writers movie review fotos pictures critica pelicula

La película, con resonancias de otros muchos títulos de escolares indóciles con posibilidad de corrección a través de una figura mentora, entre ellos “Semilla de maldad”, “Mentes peligrosas” o “Escuela de rebeldes”, no revela nada especial en la exhibición de conflictos sociales de ambientes urbanos con condicionantes situaciones familiares, y odios significados por las meras diferencias físicas y culturales, lo que se traduce en violencia extrema, rumbos delictivos, marginalidad…

Tampoco resulta original el protagonismo idealista, personaje central de heroicidad cotidiana y dinámica actitud para el logro de sus fines, ni el cúmulo de intrahistorias plasmadas con perspectiva sentimentaloide.

La posibilidad de integración y mejora social, la comunión étnica en base a la comprensión y empatía, y la modificación de los métodos de educación para lograr el acicate intelectual en el escolar, son algunos temas abordados en este film con relación marital sobrante, demasiados estereotipos en profesorado y alumnos, frases sentimentalistas forzadas y muy básicas, apuntes tendenciosos (el cándido rubiales, que no se mete con nadie, parece avergonzado de su presencia y culpable de todos los males de los demás compañeros), y huecos de guión dentro de una trama insignificante (¿el grupo escolar adolescente solamente recibe clases de lengua y literatura inglesa?).

No obstante y a pesar de su trivial buenismo, no desmerece demasiado de otras historias del mismo corte.

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Hilary Swank
Patrick Dempsey


Todos tenemos una historia que contar, aunque dicha historia sea trillada y repetitiva se debe dar la oportunidad de hablar. Es esta la mentalidad por la que tenemos que potar cuando se visiona “Diarios de la calle”, un filme extraído del cliché para dar otra oportunidad a la historia del profesor y sus ideales utópicos, así como los alumnos de vida problemática, donde la ciudad es el campo de batalla y la escuela el territorio de reunión para muchas “pandillas”, “tribus”, aquel conjunto de personas con características similares, más allá de lo similar, con rasgos idénticos que les conecta al mismo dolor, sufrimiento, desesperación y ardor.

La cinta que ha sido devaluada desde el conocimiento de su existencia, se postra ante los ojos del espectador para decir lo que tiene que decir, con una óptica honesta, creíble, pero en ocasiones melodramática. Bajo el fiel mensaje de la subsistencia en el mismo plano, el evocar a la tolerancia y vivir con un entendimiento sano, la trama de la cinta se desenvuelve con un ritmo osado, dejando de lado las dos horas que dura la cinta, manteniendo el interés del espectador.

Era una ardua tarea, no sobrepasar, sino colocarse a la altura de otras cintas del mismo corte, sin embargo, gracias a las variadas subtramas de los jóvenes involucrados, el espectador puede sentir junto con ellos los problemas a los que han sobrevivido, creando un vínculo frágil pero consistente, dramático pero honesto, apelando al entendimiento de quien visione esta labor.

No obstante, el problema en general no erradica en lo trillada que puede llegar a ser su trama, pues su desarrollo es apremiante, sino en la mala conjunción de las escenas extraídas de hechos reales, y las que se encuentran realzadas por el bello, exhaustivo y poco convincente toque sensiblero que en ocasiones usa el séptimo arte; una bocana poco consistente de las acciones de los alumnos y maestros, una labor que a momentos se encuentra excesivamente adornada con el sentimentalismo en turno, restándole realismo.

La dirección de Richard LaGravenese es loable, logra dirigir audazmente a un conjunto de actores amateur, llevado como protagonista a la galardonada actriz Hilary Swank, la cual no se encuentra tan relumbrante como debiera, quizá un poco ridícula y otro tanto exagerada en su idealismo laboral, sin embargo sale a flote de buena gana, da credibilidad a su personaje, aunque después de la ajetreada agenda de trabajo de la protagonista, sus problemas personales, así como el desprecio y la devaluación con la cual fue tratada, nos podemos preguntar si ella es humana, ya que cualquiera hubiese sucumbido, al menos, ante un ataque de estrés.

Después de todo el guión se torna aceptable y se disfruta, aunque necesita un mayor énfasis en algunos diálogos y otras tantas discusiones, varias líneas del libreto son rescatables.

Es una apreciable producción que adapta fielmente los barrios urbanos y la violencia que se efectúa en ellos; con su mensaje moralista y breves esbozos cotidianos de los involucrados, ha quedado a deber un análisis con mayor hondura, una verdad con más credibilidad, un argumento de mayor inteligencia desafiante. Aún con todo esto, se coloca en un lugar más allá del entretenimiento vago, para remover algunas neuronas en el espectador.

Lucio Rogelio Avila Moreno

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