• Por AlohaCriticón

NO AMARÁS (1988)

Dirección: Krzysztof Kieslowski.

Intérpretes: Grazyna Szapolowska, Olaf Lubaszenko, Stefania Iwinska, Piotr Machalica.

Tomek (Olaf Lubaszenko) es un solitario y tímido joven de diecinueve años que espía y se obsesiona amorosamente con su vecina, una artista llamada Magda (Grazyna Szapolowska).

Exquisita película escrita y dirigida por Krzysztof Kieslowski. “No amarás” es la sexta de la serie “Decálogo” del autor polaco.

En su longitud original duraba aproximadamente una hora, ya que fue proyectada como una producción televisiva. Con posterioridad, “No amarás” (al igual que “No matarás”) fue adaptada como largometraje con, según se dice, cambios considerables en el guión.

El amor es sufrido, es gozado… ¿Qué se puede decir del amor? Sin duda alguna Kieslowski crea una atmósfera envolvente donde la imagen supera al diálogo, con una excelente fotografía a cargo de Witold Adamek, un tempo pausado, y una música apacible.

Los personajes aparecen en escena, involucran al espectador en sus acciones y le hacen compartir sus emociones.

La historia se centra en un joven que cada noche contempla por la ventana a su vecina mayor que él. El muchacho se inmiscuye en su vida e intimidad, realmente no entiende lo que está bien o mal, parte de una curiosidad que desemboca en amor.

Cada detalle está predeterminado, abriendo el camino a una mirada sobria sobre la vida de los individuos representados.

Krzysztof Kieslowski sabe contar una historia con pocos elementos, sensibilizar el espectador, implicarle, hacerle partícipe del proyecto, ya sea con la imagen, el diálogo, los simbolismos, la música o el silencio.

La película es poesía en movimiento que se aprecia con el intelecto. No es metáfora que embellece el relato, es prosa que obliga a la reflexión, con episodios alentadores que abaten al alma. El espectador sufre, se regocija, pero ante todo se deleita.

Las actuaciones de Olfa Lubaszanko y Grazyna Szaplowska son plausibles; el primero interpreta a un joven de diecinueve años enamorado de un mujer que se autonombra “mala persona” (Szaplowska). Creando una ambivalencia entre personajes, Kieslowski dota al joven con cierta inocencia y a la mujer con un arrebato perturbador, configurando en contraste a una pareja que cuestiona a la aversión y el amor.

Son pocas las películas que dejó Kieslowski como legado, todas con un fondo moral, inteligentes y exhibidas con una distinguida sencillez estética.

Lucio Rogelio Avila Moreno