Dirección: Harold Ramis.
Intérpretes: Brendan Fraser, Elizabeth Hurley, Frances O’Connor, Orlando Jones.
Con guión de Harold Ramis, Peter Tolan y Harry Gelbart.
Sinopsis
Elliott Richards (Brendan Fraser) es un tipo pesado al que todos evitan.
Está enamorado de una compañera de trabajo llamada Allison (Frances O’Connor) que ignora totalmente su existencia.
Desesperado por cambiar su vida e imagen, Elliott decide vender su alma a una curvilínea diablesa (Elizabeth Hurley) a cambio de ver cumplido siete deseos.
Crítica
Película del irregular Harold Ramis que había sorprendido gratamente con la comedia “Una Terapia Peligosa” y que vuelve por sus habituales mediocres incursiones en el género (“El Club De Los Chalados” o “Club Paraíso” son algunos ejemplos) con este remake de una notable película del estupendo Stanley Donen llamada “Bedazzled” (1967), protagonizada por la pareja Dudley Moore y Peter Cook, actores que habían concebido la idea de adaptar a la época contemporánea el legendario mito germánico de Fausto, popularizado por el gran novelista Goethe.
Harold Ramis inicia el film con una pesada introducción de escasa gracia que dará lugar a una serie de sarcásticas viñetas mediante las que se ridiculizan las diferentes virtudes físicas y psicológicas que según los cánones sociales tienen que adornar al hombre de éxito (buen físico, intelectualidad, riqueza, fortaleza, don de gentes, sensibilidad….) especialmente en su trato con el sexo femenino.
El film tiene muchos altibajos, ya que su texto es bastante plúmbeo y la actuación de Hurley como súcubo carece de la fortaleza necesaria para un personaje-pivote tan importante, todo lo contrario que su antecesor masculino en la piel de tentador de almas perdidas, Peter Cook.
Dentro de lo positivo citaremos a Brendan Fraser, que exhibe una entregada y simpática actuación y el sketch del pelirrojo hipersensible, que contiene los momentos más hilarantes de toda la película.
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Brendan Fraser
Elizabeth Hurley
Frances O’Connor
Bonnie Somerville