Dirección: Henry Hathaway.
Intérpretes: Marilyn Monroe, Joseph Cotten, Jean Peters, Casey Adams.
Con guión de Charles Brackett (“La Muchacha Del Trapecio Rojo”, “Días Sin Huella”), Richard Breen (“El Hundimiento Del Titanic”, “Casado y Con Dos Suegras”) y Walter Reisch (“El Hundimiento Del Titanic”, “La Modelo y La Casamentera”).
Sinopsis
Rose (Marilyn Monroe) y George Loomis (Joseph Cotten) es una pareja que se encuentra visitando las cataratas del Niágara, lugar a donde también llegan Polly (Jean Peters) y Ray Cutler (Casey Adams) para pasar su luna de miel.
Estos últimos serán testigos de la infidelidad de Rose con su amante Patrick (Richard Allan), con quien pacta el asesinato de George.
Crítica
Charles Brackett, el colaborador de Billy Wilder en algunas de sus mejores películas de los años 40 y 50, es el guionista y productor de esta cinta negra de Henry Hathaway, cuyas mayores virtudes son las escenas de sensualidad aportadas por la voluptuosa femme fatale Marilyn Monroe, en uno de sus primeros papeles protagonistas, y los paisajes turísticos de las cataratas del Niágara exhibidos en flamante Technicolor como clave simbólica y de personaje.
Su esencia de thriller psicológico, con Joseph Cotten convertido en “antivillano” y agitado en sus miedos por traumas y una enfermedad mental, tiene un tratamiento funcional, superficial, al igual que la clave de vidas cruzadas, a lo Alfred Hitchcock, que ubica como testigos a ciudadanos comunes en situaciones extraordinarias.
A la historia y a los personajes le falta profundidad, siendo demasiado predecible en todo su progreso fatal de condena moral y redención.
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Marilyn Monroe
Joseph Cotten
Jean Peters
Una pareja de recién casados, Polly y Ray Cutler (Jean Peters y Max Showalter) alquila una casa en un complejo turístico muy cercano a las cataratas de Niágara. Allí conocen a una extraña y bella mujer, Rose Loomis (Marilyn Monroe). El marido de esta última, George (Joseph Cotten), se muestra obsesionado por las infidelidades que ella en apariencia comete.
Película melodramática y de suspense en el que Marilyn aparece en una de las más sensuales interpretaciones de su carrera, provocando con su infidelidad un ambiente enrarecido en todo el desarrollo del film.
Las cataratas actúan aquí como uno más de los personajes, hasta el punto de crear una atmósfera claustrofóbica a pesar de estar ambientada en plena naturaleza.
La trama dramática, tan intensa, causa una suerte de dualidad psicológica entre la obsesión y celos del personaje interpretado por Joseph Cotten, muy alejado aquí de papeles como el de “Ciudadano Kane” o el de “Duelo Al Sol”.
Con una excepcional fotografía, la cinta destaca por las bellas presencias femeninas de Marilyn y de una sensacional Jean Peters, retratada aquí como la fémina correcta y decente en clara oposición al personaje de Marilyn, la femme fatale que aboca al abismo de modo irremediable. Esta cinta, sumada a la polémica visita de Marilyn a Corea, transformaron a la actriz en el mayor icono sexual del cine de todos los tiempos.
Bajo la dirección de Henry Hathaway, la historia consigue fijar la atención de principio a fin. El director realiza la toma posterior más extensa de una actriz en la historia del cine, con Marilyn alejándose, caminando implacable con su sensual y característico “contoneo” de caderas.
Como curiosidad, destacar el vestido rojo lucido por la rubia actriz que casi llega a emular al icónico vestido blanco lucido por la Monroe en “La Tentación Vive Arriba”; así como el impactante trabajo del equipo de maquilladores que lograron que la actriz saliese de la ducha con el maquillaje intacto, tan impactante como artificioso.
En síntesis se trata de una película muy entretenida con hermosos paisajes de las imponentes cataratas del Niágara y un argumento de suspense adornado hábilmente por la belleza y erotismo de la protagonista dentro un atractivo reparto.
Inma Del Moral Ramos
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