Dirección: Stephen Daldry.
Intérpretes: Ralph Fiennes, Kate Winslet, David Kross, Jeannette Hain.
Película basada en una novela de Bernhard Schlink (“El Lector”, Editorial Anagrama). Con guión de David Hare (“Las Horas”, “Plenty”).
Sinopsis
En la Alemania de posguerra un adolescente llamado Michael Berg (David Kross/Ralph Fiennes) sufre la fiebre escarlatina. Una mujer llamada Hannah (Kate Winslet) le ayuda y Michael se queda prendado de su persona. Pronto la pareja comenzará a mantener regulares relaciones sexuales. Cuando un buen día Hannah desaparece de su vida, Michael queda desconsolado. Años más tarde se vuelven a encontrar en un juicio por crímenes nazis al que Hanna acude como acusada.
Crítica
Drama romántico y psicológico que Stephen Daldry, autor de “Billy Eliot” y “Las Horas”, dirigió basándose en un libro de Bernhard Schlink.
La película tiene ambiciones de expandir de forma épica las sensibilidades que derivan de la relación íntima que centra un film narrado con diversos saltos temporales.
Para ello utiliza un tono nostálgico y melancólico de memoria con relación erótica de despertar sexual y edad dispar, un vínculo histórico sobre una época de indudable interés sociológico-histórico que arrastra emocionalmente a sus protagonistas, y una ligazón entre los personajes principales que significa el valor de la lectura.
Estos aspectos, con interpretaciones muy correctas de sus protagonistas, se fusionan con el enfoque de crear una atmósfera abatida, cosa que consigue, intentado configurar un escenario triste sobre la culpa, la contrición y la vergüenza.
Más allá de su capacidad para el logro atmosférico y sus actuaciones, la película se presume muy compleja en sus emociones y consideraciones intelectuales, pero es bastante superficial, fría, repetitiva, indeterminada y efectista.
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Stephen Daldry
Kate Winslet
Ralph Fiennes
Bruno Ganz
Hace seis años el director británico Stephen Daldry atrapó a muchos espectadores con su magnífica película “Las Horas”, un poema a la vida y a la deprimente asfixia dentro de la misma, la película funciona en varios aspectos, pero primordialmente es realzada por las actuaciones de sus protagonistas: Nicole Kidman, Julianne Moore y Meryl Streep; aquí con “El lector” pasa algo similar, lo mejor es la actuación de su protagonista Kate Winslet, el problema es que la película se queda a un par de años luz del atractivo efecto suicida que provoca “Las Horas” o la cautivadora historia de “Billy Elliot”, ópera prima del director.
El guionista David Hare (quién ya había hecho mancuerna con el director en “Las Horas”) adapta la novela homónima del escritor alemán Bernhard Schlink con un poco de frialdad que se torna desconcertante; la historia de un “amor” entre edades desiguales que se mezcla con la literatura y el erotismo.
No se puede negar que Stephen Daldry ha mostrado desde su primera producción una elegancia inaudita, contenida y atrayente, aquí vuelve hacer gala de su ingenio al mostrarnos una desnudez corporal que bien eclipsa a la moral, haciendo comparativas entre la ética, la ley y la justicia.
En esta ocasión la fotografía ha corrido a cargo de los sobresalientes Roger Deakins y Chris Menges, ambos directores trabajan a la par con una sorprendente ecuanimidad visual, ya que respetan al espectador pues cavilan cuidadosamente en los espacios íntimos en que se desenvuelven los personajes principales.
No obstante dentro de la trama existe una ventaja dicotómica que a la par se convierte en un defecto.
El personaje de Hanna contiene matices indescifrables que se esconden entre el amor y el interés; la portentosa imagen de Kate Winslet es llevada a la pantalla por distintas etapas que van develando la personalidad de su personaje, aquel que no terminamos de comprender. Dicha ignorancia puede ser frustrante u obsesiva, quizá más bien ilegible, absorbente, una gama se sensaciones que pueden desagradar al espectador que se topa con la incertidumbre y la frialdad de la ignorancia.
A la par me parece una cuestión meramente representativa, pues con la falta de certidumbre logramos convertirnos en el joven lector que poco a poco irá confundiéndose hasta comprender menos lo que ya tenía establecido, así “El lector” no es una relumbrante esclarecimiento sobre la zozobra humana, es más una tortuosa imagen que se niega a ser develada.
Y con la odiosa comparación que nace entre la novela y el filme se puede decir que es una buena adaptación de los hechos más no del alma de los mismos, la cual no ha encontrado un equivalente cinematográfico adecuado; la película adolece de extrema frialdad en algunos tramos, así como de ignorar la constante vergüenza de la nueva generación alemana ante el Holocausto.
Lucio Rogelio Avila Moreno
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