Dirección: Alex Proyas.
Intérpretes: Nicolas Cage, Rose Byrne, Chandler Canterbury, Lara Robinson.
Con guión de Ryne Douglas Preston (“Mercury Rising”), Juliet Snowden (“Boogeyman”) y Stiles White (“Boogeyman”).
Sinopsis
El profesor John Koestler (Nicolas Cage) descubre mensajes proféticos sobre varias catástrofes en una cápsula del tiempo.
Uno de ellos le vincula directamente a él y a su hijo Caleb (Chandler Canterbury), con lo que Koestler inicia una carrera contrarreloj para prevenir un gran desastre mundial.
Crítica
Nicolas Cage protagoniza este film que ofrece una curiosa mezcla de terror con niño en vínculo místico, película de desastre apocalíptico, melodrama familiar, misterio tipo Dan Brown con el código críptico de marras y un profesor la mar de listo, y una alegoría religiosa.
Tal mezcolanza es un tanto inconexa con un tono final incoherente que nada tiene que ver con el de su inicio.
El film se inicia con elementos de terror y suspense, y posee secuencias impactantes de desastre (en especial un accidente aéreo) alternadas con la investigación sobre los enigmas y predicciones que marcan el arranque de la película en una ligazón temporal de cincuenta años.
En su tramo final la película, sin perder el aspecto oscuro que poseen las cintas más populares de Alex Proyas (“Dark City” o “El Cuervo”), parece mezclar a Shyamalan, Spielberg, Aronofsky y diversos elementos bíblicos (desde Noé o el Edén al Apocalipsis), regodeándose en un esteticismo new age con el que se significa el determinismo y la insignificancia del ser humano.
Lo cierto es que, al margen de la mixtura artificiosa, hay partes intensas en este pastiche con interpretaciones sobreactuadas.
Esas situaciones de intensidad logran fijar la atención en la abigarrada imaginería y los pretenciosos mensajes del particular Armagedón que crea Proyas para este título de conclusión delirante.
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