Dirección: Ken Loach.
Intérpretes: Steve Evets, Eric Cantona, Stephanie Bishop, Gerard Kearns.
Con guión de Paul Laverty (“Katmandú, Un Espejo En El Cielo”, “También La Lluvia”).
Sinopsis
Eric Bishop (Steve Eets), cartero de Manchester de mediana edad y fanático del fútbol, no se encuentra en su mejor momento, sobre todo tras la ruptura con su mujer.
Cuando está barajando el suicidio, aparece de manera fantástica uno de sus ídolos futbolísticos, Eric Cantona, quien le intenta ayudar a superar su situación.
Crítica
Película de Ken Loach centrada en la búsqueda de orientación de su personaje central a través de un vínculo fantástico-capraiano que liga distintas reflexiones y actitudes vitales con la afición futbolística personificada en la presencia de Eric Cantona.
Paradójicamente, tal búsqueda de orientación, en un proceso de autodescubrimiento con valoración de la amistad y la significación del deporte como escapismo, se plasma en una comedia dramática muy desorientada, en un vaivén poco interesante de ejercicios romántico-nostálgicos de memoria, imágenes futboleras, bailes de rock y preocupaciones familiares por el comportamiento de los hijos.
El film es visible por la interacción pseudofilosófica de los dos Erics y algún que otro diálogo pasable entre los amigos del protagonista, pero la historia se desenfoca con el paso de los minutos y parece mezclar varias películas telefilmescas en una, una con tópico reencuentro de maduros amantes y otra con unos conflictos paterno-filiales bastante insufribles.
Estos trances paterno-filiales llevan a la cinta a una lamentable subtrama con el hijo, un arma y un macarra pelma del barrio.
Forzada, con un clímax de chiste y con un remate acomodaticio, no se encuentra esta película entre lo mejor de Loach.
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