Director: Roberto Rossellini.
Intérpretes: Ingrid Bergman, Alexander Knox, Giulietta Masina, Teresa Pellati.
Con guión de Roberto Rossellini (“Desiderio”), Sandro De Feo (“El Rey Del Dinero”), Mario Pannunzio (“Grandes Almaneces”), Ivo Perilli (“¡Tempestad!”) y Brunello Rondi (“La Dolce Vita”).
Sinopsis
Posguerra italiana.
Irene (Ingrid Bergman) vive una aparente y frívola felicidad burguesa con su acomodada familia.
Después de que su hijo Michel se suicide, Irene comenzará a interesarse por la existencia de los más necesitados.
Crítica
Ingrid Bergman había quedado prendada del arte fílmico que desarrollaba el director italiano Roberto Rossellini y decidió conocerle.
Poco después se casaron y establecido una fructífera colaboración artística.
Este film es su segundo trabajo conjunto tras “Stromboli”, y aunque no férreamente establecido en los básicos postulados neorrealistas, sí encontramos todos los temas que la corriente italiana intentaba reflejar y denunciar.
Ingrid, en la Italia de la posguera, es una mujer de la alta burguesía que ve cambiada su vida después del suicidio de su hijo, encaminando su propia redención, ya que se cree la culpable de la muerte del pequeño, hacia la realización de buenas obras destinadas a paliar la vida de los más necesitados, logrando únicamente por su familia, que no la comprende, una solución significada por la tragedia.
En este recorrido, al que se le puede achacar de exceso demagógico y simplones contrastes, Rossellini muestra las carencias de la gente más menesterosa en una época de posguerra, las malas condiciones de vida, la explotación laboral, la delincuencia, el mundo de la prostitución, exponiéndolo todo con una desabrida fotografía no exenta de impresiones de luces y sombras.
Triste parábola sobre la concienciación social, la interiorización de nuevos valores, que sirven para que la gran preocupación humanista que posee el maestro italiano salga a la luz de una manera significativa.
Magnífica actuación de la intérprete sueca en este destacado drama psicológico.
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