En “La Mujer De La Libreta Roja”, el escritor francés Antoine Laurain nos hace partícipes de las vidas de dos personajes enlazados: Laurent y Laure.
La novela comienza cuando Laure es asaltada en la puerta de su casa por un hombre que quiere robarle el bolso. Será Laurent Leteller, quien ha dejado atrás sus días de banquero para convertirse en propietario de una librería en París, quien descubra el bolso abandonado en un cubo de basura. Sin billetero ni móvil, Laurent comienza a leer una libreta roja llena de anotaciones. Busca pistas para localizar a su propietaria, siente una inmediata atracción hacia todo el contenido, realizando una labor detectivesca para descubrir su identidad. Mientras él investiga, Laure, la propietaria de la libreta roja, permanece en un hospital como consecuencia del atraco.
Novela corta, de fácil lectura, que cuenta una historia sencilla y sofisticada al mismo tiempo. Se narra en tercera persona sin artificios, manteniendo el tono con variantes de enfoque, expresión dulce, optimista. Los diálogos son prácticamente inexistentes, pero tampoco resultan necesarios en una exposición llena de pequeños detalles bien enlazados.
La historia romántica está protagonizada por un librero divorciado de cuarenta y tantos años, propietario de una librería que le va bien, tiene empleados, una exmujer, Claire, con la que mantiene una buena relación, una hija adolescente llamada Cloe, con la que muestra complicidad, además de una amante ocasional, Dominique.
Lo que comienza para el protagonista como un acto cívico al querer devolver el objeto a su dueña, pasa a ser un juego detectivesco y termina por convertirse en una obsesión amorosa con una persona configurada por él mismo a través de sus objetos.
Su labor detectivesca le hará recorrer París, casi se puede decir que convirtiendo el libro en un afectivo homenaje a la capital francesa, ya que la ciudad tiene mucho protagonismo, sus edificios, sus calles, sus tiendas, sus librerías, sus rincones, la gente…
La novela está cargada referencias literarias de otros libros y escritores, incluso apareciendo como personajes de la trama llena de intriga.
Resulta curioso el brusco cambio de voz narrativa al final del libro, pasando de ser narrada en tercera persona para contar en primera persona el desenlace de la historia.
Lectura entretenida, agradable, a pesar de que le falta originalidad y resulta predecible.