• Por AlohaCriticón

De la promesa hecha a sus nietos y pensando en ellos junto a sus ansias de transmitir valores éticos a los jóvenes, Isabel Allende cierra con “El bosque de los pigmeos” la trilogía de las aventuras del águila y del jaguar.

Un artículo sobre safaris en elefante en Kenia y el encuentro fortuito de una adivina en un mercado y de un misionero español en busca de unos compañeros religiosos perdidos en el África más ecuatorial llevaran a Kate, a su nieto Alexander y a Nadia a vivir de nuevo una aventura en la pantanosa jungla de Ngoubé, más conocida como la tierra de los pigmeos. Tribu sometida y esclavizada al poder de un despiadado rey (Kosongo), debilitada por la crueldad de un comandante (Mbembelé) y atemorizada por la magia de un brujo (Sombe).

Ante la injusticia, la codicia y la privacidad de la libertad y entidad de un pueblo, Alexander y Nadia iniciarán contra los opresores una enconada y dura lucha en la que la magia, la espiritualidad y el verdadero sentido de la amistad conseguirán liberar a un pueblo rico en tradiciones y cultura.

En esta nueva entrega la escritora chilena transmite a través de sus palabras el derecho a la libertad, la oposición a la opresión y a las dictaduras, que tanto marcaron su vida, y el valor de la amistad y de una convivencia en paz, convirtiéndose la novela en una evocación al entendimiento y al respeto entre pueblos y culturas.

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