Quino, como dibujante y guionista, creó a Mafalda por primera vez en la publicación “Primera Plana”.

Era el 29 de septiembre del año 1964.

El proyecto había nacido años antes cuando una empresa de electrodomésticos, Mansfield, le encargó al artista argentino unos dibujos de chavalines, todos con nombres que comenzaran con la letra M, para incorporar a una promoción publicitaria.

La idea, por lo menos con su trabajo, no se llevó a cabo, pero Quino retuvo de esos chavales a una niña llamada Mafalda, quien le llevó a la fama internacional.

La perspectiva humanista del proyecto, una de las claves de su valía, la singular idiosincrasia de los caracteres, la actitud crítica y contestataria de su principal protagonista ante el mundo adulto, sus pensamientos filosóficos sobre el contexto que le rodeaba, y la diversidad ideológica que desprenden los diferentes caracteres, causaron furor entre los lectores de todas las edades y convirtieron al cómic en una de las obras maestras del noveno arte.




Mafalda ama al Pájaro Loco y a los Beatles, a los que querría como presidentes del mundo, y odia la sopa, la violencia, las armas y a James Bond.

En sus aventuras aparecen sus padres, de clase media, su hermano menor Guille y su panda de amigos, como Felipe, su mejor amigo y niño idealista e imaginativo, que odia el colegio y disfruta con las aventuras del Llanero Solitario y también con los Beatles, quienes no gustan a Manolito, muy gustoso del dinero como buen estereotipo del materialista, al igual que la conformista Susanita, una niña integrada en los cánones tradicionales sociales.




Miguelito, por su parte, es egocéntrico y soñador, con ansias de fama; mientras que Libertad, el último personaje en incorporarse al cómic, ama a la gente simple y anhela la revolución social.

En el año 1973, Quino decidió no proseguir con este estupendo personaje para dedicarse exclusivamente al dibujo humorístico.