• Por Antonio Méndez

Sinopsis

Diversas personas que en algún momento de su vida han realizado actos de bondad están siendo asesinadas. Cuando la última fallezca, se producirá el fin del mundo como así indica la profecía.

Crítica

Debut como novelista del periodista británico Sam Bourne, seudónimo de Jonathan Freedland. Su primer trabajo literario de ficción no se eleva (sino que se sumerge) en los trillados asuntos de misterio con basamento religioso, aquí en claves apocalípticas. Esto da lugar a la típica simbología fabulada con maquinaciones forzadas y desarrollos ausentes de cualquier atisbo de singularidad, conceptuándose desde la primera letra su obra con la única intención de atrapar sin sonrojo alguno a un mercado lucrativo de lectores bien amplio y definido. El de códigos da vinci y similares.




Entre pasajes soporíferos con una narrativa muy trivial repleta de lugares comunes, arritmias y frases hechas, ni siquiera consigue configurar con acierto a sus personajes (algo que por lo menos Dan Brown hace), siendo el protagonista, Will Monroe, un auténtico pelmazo, u ofertar una estructura que sustente un creciente interés con tensos episodios (algo que Brown también hace), o algún mínimo destello de creatividad en aspectos intrigantes que compacten los elementos del puzzle que van apareciendo a lo largo de la trama, la cual se sustenta en eventualidades poco creíbles.

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