• Por Antonio Méndez

atlas sound criticas de discosCrítica

“Logos” es el segundo disco de Bradford Cox como Atlas Sound. Al igual que el anterior, “Let The Blind Lead Those Who Can See But Cannot Feel”, incide en componer canciones psicodélicas que intentan transferir un tono etéreo-ensoñador, en ocasiones surreal, dentro de un ejercicio pop con influencias de la lisergia 60’s y el shoegazer.

La tranquila pieza “The Light That Failed” abre el álbum. Efectos acuosos, repiques serenos de guitarra acústica y una atmósfera psicodélica y envolvente que puede encandilar a unos y hastiar a otros tantos por su reiteración con enfoque mantra.




atlas-sound-logos-reviewLas guitarras acústicas se repiten en “An Orchid”, otro tema sosegado en el cual su énfasis en crear escenarios ensoñadores con voz doblada en eco se equilibran con su mezcla acústica-eléctrica con grato tacto melódico.

Noah Lennox (Panda Bear) co-escribe “Walkabout”, luminoso medio tiempo, híbrido entre la psicodelia experimental de Brian Wilson con los Beach Boys de 1967, el sunshine pop de Curt Boettcher y los girl group de Phil Spector.




“Criminals” es un melódico corte vals-psico-pop con trazos folk en las guitarras acústicas rítmicas combinadas con un elegante riff eléctrico de raíz surf y el empleo de una voz sedosa y susurrante por parte de Cox.

“Attic Lights” es una balada acústica bastante desnuda con sonidos de violín. Voz arrastrada para esta pieza un tanto monótona a pesar del viraje final.

atlas sound review albums“Sheila” parece iniciarse con el riff de “Lola” de los Kinks antes de girar hacia un tema con interesantes variantes rítmicas y melódicas en donde evoca la instantaneidad del pop de mediados de los años 60.

Laetitia Sadier, la componente de Stereolab, le acompaña en la escritura de “Quick Canal”, larga canción de texturas psicoprogresivas con buen uso de sintetizadores y juegos vocales.




“My Halo” nos devuelve a ritmos de vals con resonancias también de la época psicodélica de los Beach Boys, mientras que “Kid Klimax” exhibe distorsión vocal, guitarra acústica rítmica y efectos de sonido que mezclan el krautrock con Radiohead. No cabe duda que Bradford Cox sabe crear atmósferas. Una pena tanta redundancia en los mismos recursos y en los ritmos lánguidos.

Su faceta ambient, siempre con la psicodelia como base, se muestra en la cargante “Washington School”, y “Logos” cierra con tardías partes de batería que avivan el tempo con un corte que no deja mal sabor de boca con esa cópula entre Motown y psico-garaje.

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