• Por Antonio Méndez

isobel campbell milk white sheetsCrítica

Isobel Campbell debutó con su nombre en disco grande con aquel maravilloso “Amorino”, un disco exquisito y muy recomendable del que Margo Guryan o Françoise Hardy quedarían la mar de satisfechas.
Posteriormente hizo equipo con su Lee Hazlewood particular, Mark Lanegan, en un proyecto interesante en el que Isobel llevaba el peso casi absoluto en la composición.
Con este “Milk White Seets”, retoma las grabaciones como solista arrimándose más que nunca a su faceta más folk.

isobel-campbell-critica-discosEl disco, con la mitad de las piezas propias y la otra mitad adaptaciones de melodías tradicionales, es tan melancólico, íntimo y sofisticado, con un trabajo exquisito en arreglos, como monótono y en consecuencia, aburrido, a pesar de reflejos de sonidos de gente tan significativa como Shirley Collins o Sandy Denny.

Las piezas, todas ellas calmosas, poseen una sonoridad de guitarra acústica como principal referencia musical, con voz suave y apacible, a ratos envolvente; y otros instrumentos, además de la guitarra, elegantemente ejecutados que adornan con minimalismo unas melodías de folk británico que no logran penetrar como debieran, echándose de menos aquel inspirado trato melódico de “Amorino”.

Muy pastoral, muy bucólico (sería idóneo que Isobel lo cantara al oído), muy frágil, en ocasiones bello y con apariencias de canciones de cuna y alguna evocación medievalista.
Gustará sin duda a los degustadores de folk británico y de folk en general, muchos de ellos rebotando siempre en las mismas pautas.
Pero también demasiado ambicioso para la poca diversidad y la escasez de ideas que muestra a pesar de que la escucha pueda deparar lo contrario con alguna que otra pieza muy válida, preciosista, ataviada de cellos y arpas.