• Por AlohaCriticón

lori meyers cronolanea album portada cover discoTercer disco grande de los Lori Meyers, un grupo granadino de buen trato melódico y vocal. Sus referencias claras en sus composiciones se encuentran en el pop de los 60.

Aunque los Beatles son siempre ineludibles, son las bandas de la misma época pero españolas las que parecen definir su primordial inspiración (principalmente Brincos, pero también Los Pasos o Los Ángeles), no faltan tampoco ligeros trazos de power-pop (Teenage Fanclub) y resonancias del indie pop más próximo temporalmente que se asienta en las influencias primeras (Planetas).

Al margen del trabajo melódico, derivativo pero agradable tras diferentes escuchas, cuidan los arreglos, equilibrados en una plausible búsqueda preciosista de la canción pop, ahora con lugar al barroquismo puntual, mínimamente la psicodelia, el repicante jangle pop o el folk-pop cálido con sonidos acústicos.

Los textos son reflexiones intimistas en torno a la clásica ansiedad sobre motonías urbanas, huidas hacia la nada, y suaves invectivas desde perspectivas básicas.

Es un disco algún texto chirriante y cierta rutina en la progresión melódica, pero hay lugar para temas de mérito, como “Alta Fidelidad”, canción con notable trabajo de la sección rítmica y ecos de los Cure.

“La búsqueda del rol” o “Luciérnagas y mariposas” les presentan deudores de los Teenage Fanclub (en melosa composición a lo Gerard Love), “Un mundo por delante”, notable tema en donde vigorizan su faceta de pop guitarrero con similitud a los Planetas, o “Sin compasión”, canción que podría formar parte de la discografía de los subestimados Pasos.

La ascendencia de Los Brincos, una de las referencias reconocidas y máximas del grupo, es permanente en todo el álbum.

Las melodías y el empleo de voces del grupo de uno de los grandes pioneros del pop español Fernando Arbex (el fallecido alma mater de Brincos) es un reflejo de esta importante influencia que puede apreciarse en piezas como “El secreto mejor guardado”, “Cúmulo de propósitos” o “Luces de Neón”, canción de estimable melodía e intensificación emocional en su estribillo con un “paparapapapá” muy 60’s.

Uno de los aciertos del álbum es su inicio, “Intromisión”, un tema con diferentes variantes en el que hay lugar para el barroquismo con aportaciones de cuerdas, calmosa y potente percusión con apariencia de marcha, pianos beatleianos, textos de desaliento y ansias de escapismo, guitarras acerbas y armonías vocales “brincantes”. Una pena que no hubiese más canciones como ésta.