• Por Antonio Méndez

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Al margen de directos, hacía ocho años (desde “Bubblegum”) que Mark Lanegan no firmaba un álbum en solitario. En medio proyectos con Isobel Campbell, Queens Of The Stone Age, Greg Dulli… Nada que recuperase los mejores momentos con los Screaming Trees.

En “Blues Funeral” Mark se acompaña del batería Jack Irons (The Wallflowers, Red Hot Chili Peppers, Pearl Jam…) y de diversos guitarristas (entre ellos Josh Homme) con producción de Alain Johannes, quien también colabora tocando guitarras, bajos, percusión o teclados.

El disco se inicia con “The Gravedigger’s Song”, en donde su imaginaria con tonos oscuros enfatizada por la profundidad barítona de su voz logra crear un interesante ambiente paranoico… Magnolias que sirven para torturar, sueños con pirañas… Musicalmente es una intensa pieza electrónica cuya iteración en la percusión sirve para vigorizar su carácter obsesivo. Plausible apertura.

Más de seis minutos dura “Bleeding Muddy Water”, balada de base blues con rasgos góspel y pesado tempo de metal, atmósfera relente, extraña, voz purgante. Hipnótica… Sólo como un fantasma, el hijo del cielo, seré tu esclavo, eres mi maestro. No cabe duda que Lanegan sabe crear turbias atmósferas. En este tema se acompaña de David Catching y Duke Garwood en las guitarras.

“Gray Goes Black” es una pieza más rítmica y pop que las previas… No apagues mi radio, ¿puedes oírla? La boca de la eternidad está cantando. En la sangre nos hundimos y quemamos… La jangle guitar de David Rosser recuerda a Johnny Marr. Pop-rock un tanto rutinario.

Greg Dulli aporta armonías en “St. Louis Elegy”, corte lento con referencias bíblicas. Es un electro-pop-blues con empleo de sintetizadores… Si las lágrimas fuesen licor ya estaría borracho… Melódico y atmosférico, típico del sentido de crooner umbrío y abatido de Lanegan como solista.mark lanegan blues funeral critica review album disco

El corte más rock del álbum es “Riot In My House”, canción con Josh Homme (Queens Of The Stone Age) en la guitarra. Riff hard rock con punteos blues rock solistas. No es que entusiasme pero por lo menos aporta energía después de tanta balada.

David Rosser vuelve a la guitarra en “Ode To Sad Disco”, canción en la que Mark Lanegan remeda el techno-pop de comienzos de los años 80 (Ultravox, Human League…). Corte disco para baile discotequero monótona y melódicamente poco inspirada. Una curiosidad en la discografía de su autor.

“Phantasmagoria Blues” es otra balada clásica de Lanegan a la que le sobra el exceso en arreglos para una pieza que sonaría mejor más desnuda.

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“Quiver Syndrome” es un genérico rock post-grunge con muro guitarrero, un “uuu” que parece remedar el “Sympathy For The Devil” de los Stones y una voz menos grave. En ocasiones se acerca al pop-rock “épico” de U2.

En “Harborview Hospital” suena una guitarra tipo The Edge con influencias post-punk/new wave.

Chris Goss colabora en “Leviathan”, canción lenta de texturas blues y psicodélicas. La parte final, con combinación vocal de Goss, remacha su aspecto lisérgica… El leviatán espera en el agua, los esqueletos se esconden entre los árboles, el verdugo me persigue… “Deep Black Vanishing Train” es un folk psicodélico con sonidos grabados al revés, guitarra acústica, arreglos barrocos. Buen tema.

El cierre de “Blues Funeral” es “Tiny Grain Of Truth”, más de siete minutos con escenario ominoso y bases lisérgicas que cuenta con Duke Garwood en el mellotron.

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