• Por Antonio Méndez

zeitgeist smashing pumpkinsCrítica

Resurrección de los Smashing Pumpkins con Billy Corgan prorrogando a su grupo con la compañía de Jimmy Chamberlin y la ausencia de James Iha y D’Arcy Wretzy. El resultado: un híbrido de sus influencias (desde Black Sabbath, Cheap Trick a Jane’s Addiction, pasando por Queen, T. Rex, My Bloody Valentine o Joy Divison) psicodélicas, góticas, pop, art-rock y hard-rock, con historias de vínculos trágico-amorosos y relatos apocalípticos con imaginería ahora sombría, ahora trivial, luego ensoñadora.

El sonido, un tanto sobreproducido, aparentemente grandioso en plan arena-rock, está trasladado con crepitantes muros guitarreros, aposturas glam con vocalidad nasal, algún apunte lisérgico-ruidista, aspiraciones de estribillos-himno…




smashing-pumpkins-critica-discosNo comienza nada mal el álbum dotado de dramatismo y energía, pero va progresando a través de una serie de piezas de escasa trascendencia. En conjunto no ofrece canciones demasiado memorables.

Entre lo más sobresaliente se encuentra “Doomsday Clock”, apuntes apocalípticos en soledad con referencias a Kafka, cúmulo de guitarras afiladas metaleras y ritmos pujantes hermoseados por armonías lisérgicas. Tampoco es desdeñable “7 Shades Of Black”, explosivo hard rock de notoria intensidad con convulsivos sonidos fuzz, o “Bleeding The Orchid”, con cierta apariencia psicodélica y juegos vocales a lo Beach Boys.




Una muy meritoria tríada de canciones para dar inicio al disco que se empareja en fiereza sónica a lo Black Sabbath (con coros Cheap Trick) del single “Tarantula”.

No obstante, la continuación del álbum depara tonadas pop-rock pseudo-grunge radiofónico con algún apunte interesante en la creación de sinuosos tempos o ambiciosas épicas sin peso ni enfoque. Es destacable en este último tramo “Bring the Light”, pieza de empuje rockero con ecos de nuevaola.