• Por Antonio Méndez

steven wilson grace for drowning album portada coverCrítica

Steven Wilson (Porcupine Tree, Blackfield…) publicó con “Grace For Drowning” su segundo álbum en solitario. Rock progresivo con influencias de King Crimson dividido en 2 CDs y en la edición de lujo en 3CDs.
Mucho material, piezas largas… Veamos. Escuchemos…

Se inicia el disco con dos temas instrumentales.
Uno es el corto “Grace For Drowning”, pieza con piano clásico interpretado por Jordan Rudess (miembro de Dream Theater) y arreglos vocales en los que se combinan mimosamente voces lastimeras, todas del propio Steven Wilson.
El otro es el extenso “Sectarian”, corte lento (como la mayoría del álbum) con rasgueos acústicos combinados con limpios punteos eléctricos y distorsión ominosa, teclados a lo Rick Wakeman, cánticos fantasmagóricos y algún trazo jazzístico-lounge con uso de clarinete.




En la balada “Deform To Form A Star” Wilson nos ubica en un espacio con sombras de caballos, lluvia en piedras, historias de almas torturadas…
Dos amantes parecen evadirse en un abrazo… Piano delicado y cálido estribillo con armonías para esta pieza romántica con ecos de Pink Floyd y alguna voz a lo Beach Boys.

“No Part Of Me” es una canción de desamor, nostálgica… no tienes que fingir, sé que tu amor me aportaba seguridad, el sueño nunca vendrá…
Arreglos de cuerda con la colaboración de Dave Stewart, sutil ritmo electrónico, reverb, empleo de la warr guitar, clímax con riffs hard rock en distorsión y tempo in crescendo.
No engancha como otras piezas de su autor.




“Postcard” es una canción lenta con piano y violines.
Tono oscuro con afán de expresión-obsesión agria sobre la mediocridad social y la pérdida de la pareja (¿ruptura?, ¿muerte?…) ¿Para qué levantarse? Mejor dormir mientras la vida es tan mundana. Cerré las puertas y bajé las ventanas. Todo lo que importa desapareció cuando te perdí…
Pieza que gana con las escuchas aunque en principio parece un tanto monótona.

steven-wilson-grace-for-drowning-fotos“Raider Prelude” es un instrumental propio de película de terror, mientras que “Remainder The Black Dog”… la paranoia se enraizó en tu frío corazón… es una canción de tono intrigante, misterioso, con distorsión vocal, ritmo insistente y variantes que endurecen la instrumentación.
Ahora suena al jazz-prog-rock de King Crimson con presencia de los instrumentos de viento de Theo Travis, más tarde y de forma puntual a los Gentle Giant, toques funk con el bajo de Nick Beggs y tramos de una banda sonora de los giallos de los años 70. Gran atmósfera para una magnífica pieza.

Con el relajante instrumental “Belle De Jour”, en donde utiliza una guitarra acústica y Dave Stewart vuelve a aportar arreglos orquestales, realiza Wilson su particular homenaje a Luis Buñuel.




“Index” es una de las cumbres del álbum.
Ambiente de amenaza con un coleccionista perturbado… soy un coleccionista y siempre he sido un incomprendido… Es un trabajo solitario. Si te colecciono y te coloco en una pequeña jaula te estudiaría todos los días…
Tiene una de las mejores melodías y atmósferas del disco, bases electrónicas, percusión de marcha, un excelente estribillo con distorsión vocal y trazos industriales.
Estupendo corte.

En “Track One” Steven canta estilo Thom Yorke (Radiohead), frágil, tristón, en un progreso melódico y de tonos que nos lleva del cantautor folk al pop barroco de los años 60 pasando por el metal, la new age de Enya o el blues…. El violador se esconde entre los árboles…

“Raider II” es una épica lenta y aviesa con efecto micrófono, coros monstruosos, piano, potentes riffs hard rock, flauta, pasajes acústicos…
Ambiciosa mezcla entre Jethro Tull y King Crimson llena de texturas sónicas.




El álbum (sin “deluxe”) acaba con la balada “Like Dust I Have Cleared From My Eye”… Te estás riendo de mí y espero que sepas de lo que te ríes porque tendrás la misma situación, la misma decepción… Steven en faceta íntima y revancha de pareja con rasgueos acústicos, armonio, efectos espaciales, uso efectivo de armonías.
No se encuentra entre lo más destacado del disco. Aburrida, redundante. Una pena que no terminase con “Raider II”.

Si previamente Steven Wilson nos hizo disfrutar con sobresalientes ejemplos prog-rock en “Stupid Dream”, “Lightbulb Sun” o “Fear Of A Blank Planet” con Porcupine Tree, y con la trascendencia pop sentimental-melódica de sus dos primeros trabajos con Blackfield, en este disco notable de rock progresivo vuelve a hacerlo.

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