• Por Antonio Méndez

super furry animals hey venus album cover portada discoCrítica

Los casi siempre sugestivos Super Furry Animals de Gruff Rhys arrimándose más a su faceta pop en esta nueva entrega, “Hey Venus!”, un disco según parece conceptual de protagonismo femenino que rebota en sus excéntricos y coloristas arreglos de base psicodélica, con retazos del space age pop de Esquivel, el muro de sonido de Phil Spector, las melodías y voces de Beatles y Beach Boys, el sunshine pop californiano, el glam rock de T. Rex, Bowie o los primeros Roxy Music, o la lisergia surreal de los Pink Floyd en la etapa Syd Barrett.

Es un disco de interés aunque muchas de las piezas parezcan más esbozos que canciones acabadas, como la primera, “The Gateway Song”, exiguo tema pop garajero que sirve de intro al disco con una impetuosa invitación a cantar su estribillo.

La lloriqueante “Run Away” parece homenajear a Phil Spector con sus retumbos y la afectación plañidera con combinación entre factura crooner y falsete les liga a las historias melodramáticas de los Walker Brothers.

En “Show Your Hand”, con “papapapapa” incluido, muestran su deuda con el sunshine pop 60’s a través de sencillos textos con flores marchitas al sol y brincos por encima de vallas.
Delicado, maravilloso pop psicodélico vocal con clavicordio y ecos de Beach Boys, Boettcher y los Association.

Un sintetizador émulo de sitar comienza “The Gift That Keeps Giving”, balada soleada soft pop con sentimiento soul, armonías vocales, trompetas y un encantador estribillo que juega con similitud fonética.
Lo podría firmar los primeros Bread.

La placidez previa ofertada por los galeses se quiebra con “Neo Consumer”, bullanguera pieza de influencia glam con sonidos fuzz y letras pseudosurreales sobre vida tras la muerte y excesos consumistas.

La teatralidad glam a lo David Bowie, el space pop y la aspereza guitarrera fuzz con trazos funk y percusión latina se muestra en “Into the Night”; mientras que la bailable “Baby Ate My Eightball” les exhiben en su aspecto más experimental con un incisivo riff guitarrero y una hechizante iteración rítmica-vocal.

Una lluvia de mandolinas y evocaciones de tiovivo parece escucharse en el inicio de “Carbon Dating”, balada de pop orquestal con sabor a vals repleta de imaginativos arreglos.
Chupones múltiples (en la ciudad, en el campo, en el norte, en el sur, en el cine, en la televisión…) aparecen en “Suckers”, otra pieza lenta con ambiente espacial y minimalismo lírico.

El medio tiempo “Battersea Oddissey”, con punteos en clave oriental y similitud a una banda sonora de película de intriga, se desarrolla en una fiesta spectoriana con mezcla entre Marc Bolan, los Beach Boys, Roxy Music y los Wrecking Crew del afamado productor; mientras que la balada de piano con dejes crooner “Let the Wolves Howl at the Night” tiene apuntes country con coros de sabor gospel.

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