• Por Antonio Méndez

teenage fanclub shadows cover portada albumDe cinco en cinco. Estos son los años que llevan últimamente tardando los escoceses Teenage Fanclub para grabar nuevas canciones en estudio. Se antoja tiempo muy largo para el resultado de sus últimos contenidos. Si “Man-Made” fue un álbum menor en su discografía, lo mismo le pasa a “Shadows”, un disco que prometía bastante más de lo que ofrece tras el maravilloso single “Baby Lee”.

Como es habitual, Gerard Love, Norman Blake y Raymond McGinley, se reparten las composiciones del disco con cuatro canciones cada uno. Blake brilla en la citada “Baby Lee”, gema de perfecta construcción pop. Imbatible melodía, mezcla luminosa de sonidos acústicos y eléctricos sobre sencillos textos de memoria amorosa.

Otra canción de Norman son “Dark Clouds”, un notable tema con contrastes urbanos y campestres y tono optimista con esperanzas de un tiempo mejor… Las nubes oscuras te persiguen pero desaparecerán. El día llegará tras la noche… El sonido remeda con habilidad el pop barroco de los años 60, en especial las composiciones de Michael Brown para The Left Banke. Gran melodía en medio tiempo con exquisitos arreglos.

Las otras dos canciones de Norman Blake son “When I Still Have Thee”, en donde opone mundo natural y tecnificado con bases folk pop en una canción demasiado lineal y formulista; y “The Back Of My Mind”, pasable corte jangle pop de recuerdos románticos con uso de pulidas armonías vocales y un final que recuerda a uno de sus principales modelos: los Byrds.

Gerard Love, que en ocasiones ha escrito canciones memorables, en esta ocasión está más adocenado de lo habitual. “Sometimes I Don’t Need To Believe In Anything”, es un indiferente pop pastoril con guitarras acústicas, flautas y enfoque melancólico con estampas estivales. “Into The City” es un corte soft rock con rasgos psicodélicos. Posee cierta sofisticación, laxitud despreocupada y cálidas ejecuciones vocales, pero no trasciende más allá de su escucha.

“Shock And Awe” es quizá la canción más aprovechable que escribe Love en este álbum. Es un medio tiempo con anhelos de vida en paz. Órgano, piano, dulce voz y guitarras plañideras en distorsión a lo Neil Young con los Crazy Horse.

Love también compone “Sweet Days Waiting”, una canción con referencia por enésima vez a las nubes de tormenta como metáfora de malos tiempos. Töpicos textos para este tema pop tenue, sutil, con toques country en el empleo del pedal steel.

Raymond McGinley redunda en sus pretensiones existenciales y la desorientación en la vida moderna que “nos corroe”, como indica en “The Past”, canción de grata melodía en la que quiere que el pasado nos rescate de este presente. Medio tiempo sofisticado con muro de piano, sintetizadores… McGinley cayó en otro mundo, en brazos de su amada en “The Fall”, un corte pop-rock con historia de angustia y evasión, y vio nubes reflejando el mar en “Live With The Seasons”, canción de esencias folk pop con mediocre melodía. El disco termina con otra composición de Raymond, “Today Never Ends”, tema lento con viaje en el tiempo y bases country que recae en la flaccidez general del disco.

Ir a la biografía AlohaPopRock-AlohaCriticón de Teenage Fanclub