• Por Antonio Méndez

the clientele bonfires on the healthCrítica

Todos aquellos que gusten tanto del sunshine pop de los 60, es decir de nombres como Curt Boettcher, Free Design, Sunshine Company o Association, y conjuntos dream pop deudores en parte de aquellos, como Galaxie 500 o Luna, seguramente aprecien los sonidos de The Clientele, un grupo británico con liderazgo del cantante, guitarrista y compositor escocés Alasdair MacLean.

Sus composiciones y ejecuciones se significan por su voz delicada, susurrante, con arreglos sofisticados sobre una base de pop luminoso y ensoñador en tonos melancólicos, tranquilos.

La apertura del disco, el medio tiempo “I Wonder Who We Are”, ejemplifica su mimo en los arreglos pop con aportaciones de viento y rasgos abarrocados con puntuales ritmos funk, dejes bossanova y una cálida melodía con mezcla de sonidos acústicos y eléctricos, coros despreocupados “babababa” y texto sobre sueños y viernes noche. Una delicia de canción que nos retrotrae al año 1967 con lo que podrían ofrecer en la época Free Design o los Association.




La primera balada del álbum es la canción que le da título, “Bonfires On The Heath”, con combinación de pedal steel y jangle guitar. Es un laxo corte sunshine pop que fusiona a John Lennon con Boettcher. Tiene cierta evocación hipnótica pero pierde efecto emocional al quedarles un pelín larga.

the-clientele-foto-critica-albumUna imaginería fantasmal, casi de terror, con murciélagos, espantapájaros y voces que no se saben de donde provienen, son parte del texto de “Harvest Time”, corte con sedosa voz, sitar, armonías vocales, trazos jazz y guitarras trémulas. Sugerente folk pop lisérgico muy Millennium o Sagittarius.

En el medio tiempo “Never Anyone But You” afirma MacLean que se ha pasado todo el verano escuchando voces y viendo gene colgada. Pues qué diversión estival… Es un tema soft pop con ecos de Magna Carta y Millennium. Hay cuerdas, viento, el tono es nostálgico con evocación de una visión de una mujer. Buen trabajo del bajo y armonías vocales femeninas aportadas por la rubia Mel Draisey. El estribillo penetra, la melodía es estupenda pero la canción se tendría que quedar en 3 o 4 minutos no en los más de 5 que dura.



El álbum no contiene demasiada diversidad rítmica, sosteniéndose casi siempre en tempos lentos como el encontrado en “Jennifer And Julia”, dream pop con trompeta y dulces voces. Los arreglos son densos y la melodía es fenomenal con un tempo casi de canción de cuna.

“Sketch” es una pieza funk de baile empleada como interludio con concatenación gratuita de sustantivos.

“Tonight” es una pasable y delicada balada con piano, mientras que “Share The Night” ofrece la pieza de mayor ritmo con órgano, guitarras rítmicas funkies y solo de trompeta.



Los Love de Arthur Lee y su “Forever Changes” parecen inspirar la canción “I Know I’ll See Your Face”, folk pop lisérgico con aires latinos (las trompetas tipo “Alone Again Or”), y en “Three Months Summers” se acuerda de Paul Verlaine con uso de nuevo de guitarras funk.

“Graven Wood” parece un corte de Mark Lanegan con la voz grave y rasposa en el habitual susurrante MacLean; y “Walking In The Park” cierra el álbum con una balada de escasa excitación anímica.