• Por Antonio Méndez

Crítica

Con la mirada siempre puesta en los años 70, claves en la edificación del rock más acerado, y en “Gold Metal” (2004) las Donnas parecen haber abandonado su preeminencia punk-pop ramoniana en pos de indagar en los sonidos hard-rock del decenio, con querencia por AC/DC, KISS, Led Zeppelin o Thin Lizzy, sin perder de vista el sleazy rock angelino de los 80 o el atemporal rock stoniano.

Aunque el álbum carece de originalidad y suena menos afilado, más calmado que anteriores entregas, el aura irreverente y jovial, sin pretensiones, la ironía, espontaneidad y el arrojo que destila son motivos suficientes para recomendar su escucha.

Producido por Butch Walker, el disco comienza con un auténtico pelotazo, “I Don’t Want To Know”, enérgico corte que bien podrían haber firmado los hermanos Angus y Malcolm Young para AC/DC. Riff punzante, directo, ritmo endiablado y estribillos que se contagian, propicios al canto, con líricas entonadas con jactancia y humor en torno a su contexto, en especial el que se refiere a los maromos de turno. La guitarrista Donna R (Allison Robertson), como en todo el disco, domina su faceta instrumental de manera espléndida.

“Friends Like Mine”, corte hard rock de sensual ejecución vocal en el puente a cargo de Donna A (Brett Anderson), exhibiendo en todo su recorrido la potencia de la sección ritmica de la bajista Donna F (Maya Ford) y la batería Donna C (Torry Castellano), con explosión lúdica, ecos stonianos y brillante solo de Robertson.

“Don’t Break Me Down” es una sugerente pieza de súplica con atmósferas construidas en base a una corpulenta instrumentación y un atractivo tempo que nos retrotrae a los gigantes del rock 70’s con un gran trabajo de Maya al bajo.

El estupendo single “Fall Behind Me”, brioso hard rock melódico, tanto recuerda a AC/DC como a los Cult, Runaways o Velvet Revolver.

Lo negativo del sonido de las Donnas, entusiasta, excitante en ocasiones, pero derivativo, con letras adecuadas a su propuesta básica pero que en ocasiones tendrían que estar un poco más trabajadas para crecer como autoras, es que se repite durante muchos pasajes a lo largo del álbum, sin conceder demasiado lugar a la sorpresa, hecho que provoca cierto desapego con el disco cada vez que avanzamos en su escucha, a pesar de la plausible artesanía en la escritura de correctos temas hard rock, como “It’s All That You Got For Me”, “It’s So Hard”, “Have You No Pride”, “Out Of My Hands” o “It Takes One To Know One”, con riffs, ritmos y voces exultantes que se regocijan en la esencia básica del rock pero que no trascienden más allá de una placentera sesión auditiva.

No obstante, intentan expandir su oferta con cierto semblante folk-rock en la pieza homónima.

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