• Por Antonio Méndez

the stooges the weirdnessCrítica

A finales de los 60 aparecieron los Stooges de Iggy Pop y los hermanos Asheton con su bravío rock garajero-chulesco, inspirado básicamente por Mick Jagger y los Rolling Stones, sin olvidar a los Kinks, los Troggs, los Doors, los Seeds o la Velvet Underground.

Grabaron discos magistrales (en una época repleta de discos magistrales), en especial el “Fun House”, y dejaron huella en futuras bandas punk que remedaron varias de sus aposturas sónicas más enérgicas.

Muchos años después de su separación, la banda, con la adición en el bajo de Mike Watt (ex Minutemen y, entre otros grupos, Porno for Pyros) sustituyendo a Dave Alexander, los Stooges renacieron en directo, preludio de un nuevo trabajo en estudio que les mantiene frescos y bravíos.

iggy pop criticas discosEs cierto que en ocasiones tal bravura parece artificiosa y que las letras resultan en ocasiones un tanto infantiloides con actitudes forzadas de dureza y rebeldía para un mito del rock que hace poco posó como top model para Reebok y que ahora cuida su cuerpo bien musculado y se ha convertido en multimillonario.

Se les ha criticado en este disco que muchos textos caen en una banalidad extrema pero para escribir rock’n’roll tampoco hay una necesidad perentoria de dominar el léxico de un William Shakespeare o un Oscar Wilde. Lo que habría que comprobar también es el bagaje literario-cultural de los plumillas que aseveran tal hecho.

El disco, producido por Steve Albini, oferta lo que se espera de los Stooges en un remedo gozoso de las pautas de sus anteriores álbums.
Rock tan indócil como fresco y divertido con tonos irónicos, tan brioso como melódico, riffs contundentes con telarañas de ardientes guitarras, potentes baterías y estribillos-himnos para disfrute en vivo con un Iggy que muestra su versatilidad en los registros vocales, con apariencias tanto de crooner como de juvenil agitador garajero-punk.

Algunas de las primeras piezas que suenan en este “The Weirdness” son “Trollin’”, rugoso rock de libido elevada en la que el excitable pene de Iggy Pop se pone como un árbol cuando contempla la melena y las largas piernas de una moza de buen ver.
“You Can’t Have Friends”, narración de amistad y dinero en donde suenan guitarras wah wah y Iggy manifiesta que quiere ser tu amigo, ya no quiere ser tu perro.
“ATM”, con cuelgues de tarjeta de crédito y los Stooges luchando, según dicen, contra la pobreza en secreto. No como otros fantoches mediáticos que alardean de su bonhomía y dádivas cuando están las cámaras delante.

stooges-my-idea-of-funOtras canciones del álbum son cortes poderosos como la metalera “My Idea Of Fun”, en donde en plan catarsis se afirma (no se sabe si por Iraq y en plan irónico) que ahora es el momento para la guerra sin razones y que se divierte matando a todo quisqui.
“Free and Freaky”, jocosa y disfrutable canción bubblegum-surf-pop-punk con letras tontorronas de rima fácil (Alabama, Dalai Lama…), coros de Brendan Benson y estribillo-himno, puramente de comunión en vivo, que tanto podían cantar los Ramones en su día como Tom Petty en cualquier etapa de su carrera.
“Greedy Awful People”, canción puramente Kinks en el que Iggy no se muestra demasiado contento con sus vecinos.
“She Took My Money”, hard rock que muestra su ascendencia también en bandas hard-rock como Guns N’Roses o Aerosmith, y pieza en la que nos cuenta que jamás se había pirrado por chicas de tetas grandes pero que una le embelesó y le terminó robando toda la pasta.

También en el disco hay lugar para ritmos a lo Bo Diddley en “Mexican Guy”, en donde su pareja le pone los cuernos con un mexicano y tiene que tomarse una pastilla para controlar su furia; la balada “The Weirdness”, con voz crooner a lo Scott Walker y referencias al “Psicosis” de Alfred Hitchcock; o “The End of Christianity”, medio tiempo en donde no se sabe que quiere expresar. Liga con una chica negra en shorts en una pizzería y al final acaba con expresiones apocalípticas.
Bien, Iggy, Bien.

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