• Por Antonio Méndez

Crítica

Debut como solista de este pequeño gran hombre llamado Thom(as) Yorke, líder de Radiohead inclinado en esta primera entrega hacia sus influencias más electrónicas, agitando un poco de Kraftwerk, bastante de Aphex Twin, una pizca de Björk, del Bowie berlinés y, por supuesto, el poso lírico-ambiental de Radiohead, con lloriqueantes sonidos y textos introspectivo-taciturnos.

La emocional voz de Yorke, algún que otro texto pseudointelectual bien enfocado en sus símbolos y metáforas (pasaremos por alto lo del “corazón de alcachofa”) y el plausible valor de las melodías que aflora en varias escuchas, en ocasiones envolventes y ornadas por cuidadas texturas electrónicas, elevan a “The Eraser” de los ritmos monótonos y repetitivos y de un sentido sonoro propicio al hilo musical para la consulta del dentista, por otro lado una espera médica muy vinculada a la angustia propia de la lírica “yorkeiana”.

La consecución de ambientes melancólico-futuristas, en ocasiones claustrofóbicos con ubicaciones existenciales, subterfugios personales, relaciones amoroso-eliminatorias y plañideras expresiones sociales, configura el cimiento de unas canciones producidas por Nigel Godrich.

Aunque algunos cortes parecen frías demos configuradas con el acompañamiento de R2D2 y voces depresivas con el trasfondo del “Space Invaders”, en conjunto este álbum con portada de Staley Donwood no es desdeñable, en especial gracias a canciones como “Black Swan”, “Harrowdown Hill” o la propia “The Eraser”, con un mareado sample del piano de Johnny Greenwood, uno de sus compañeros en Radiohead.

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