• Por Antonio Méndez

porcupine tree fear of a blank planet album cover portadaCrítica

Porcupine Tree, el grupo de Steven Wilson, es uno de los conjuntos británicos de rock progresivo y psicodélico más interesantes de las últimas décadas, con una discografía plagada de notorios discos de tonos oscuros a la que se le une este valioso álbum, “Fear Of a Blank Planet”, disco con influencias que van de Yes a Rush (colaboró en la grabación el guitarra Alex Lifeson) pasando por Pink Floyd, Led Zeppelin o King Crimson (participó también Robert Fripp).

Es un trabajo cautivador centrado en la clásica captura de la angustia y confusión existencial juvenil urbana, bien expresada en la mirada del niño temeroso de la portada del disco.




El protagonista se aburre y retoza con videojuegos en su consola, se engancha a las drogas, mantiene el típico conflicto generacional, pierde el tiempo con televisiones permanentemente encendidas, se desahoga con pornografía barata, se emborracha en centros comerciales propicios al consumo de productos inanes… Es la ubicación aislada en un mundo sin demasiado futuro, proclive al suicidio, un lugar de evasiones artificiales que no conducen a ningún sitio real.

En la poderosa pieza de apertura, homónima del álbum, se dan cita algunas de las virtudes del grupo: meritorios textos de orientación oscura y crítica, diversidad de texturas con enfoque épico, complejos arreglos, intensidad instrumental, penetrantes variantes melódicas y rítmicas…
Todo ello en un atractivo cruce entre psicodelia, heavy metal y rock orquestal.

“My Ashes” es una calma y melancólica tonada acústica con arreglos lujosos y ecos ledzeppelianos sobre refugio de un adolescente desorientado en conflicto con sus padres.
El estribillo es magnífico, de una sutileza emocional sublime.




porcupine-tree-fotos-criticas“Anesthesize”, épico tema prog-rock de más de diecisiete minutos, es una de las gemas del álbum.
El azoramiento agitado de la lírica rebota en los temas citados en párrafos previos, y resulta brillante como siempre la escritura de Steve Wilson, que se ejemplifica en la potente percusión que pervive en toda una pieza de variados paisajes sónicos, con un desarrollo que incluye la participación de Alex Lifeson (Rush) en la guitarra, y pasajes de psicodelia orquestal, space rock y metal a través de unos sensacionales contrastes estilísticos y vocales (con una voz etérea-lisérgica que difiere de la bravura de algunos pasajes guitarreros).

Tras el viaje psicoprogresivo previo, Wilson vuelve a la quietud con el piano de “Sentimental”, otra balada muy meritoria de hermosa melodía.
Ahora aborda el miedo al envejecimiento y a la dependencia del joven protagonista inmaduro y fugitivo de responsabilidades (“¿a qué padres echaré la culpa ahora”?, parece preguntarse) y de nuevo, escribe un estribillo encantador: “Sullen and bored the kids stay, and in this way wish away… each day”… Preciosa canción.




“Way Out of Here” es otra muestra sobresaliente del talento del grupo para configurar melodías y texturas complejas, hondamente emocionales, que parten de la suave electrónica de corte ambient para adentrarse en el prog-rock con arreglos épicos.

El disco termina con “Sleep Together”, corte, con alguna traza industrial, en donde su orgía orquestal-psicodélica alcanza alguna de sus máximas cotas en rara intensidad y ambientación oscura.

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