• Por Antonio Méndez

isobel campbell mark lanegan ballad of the broken seasCrítica

Ya lo decía la antigua miembro de los Belle and Sebastian en estas mismas páginas cuando escuchó la cada vez más ronca voz de Mark Lanegan:
“He encontrado a mi Lee Hazlewood particular”.

Más bien podría haber dicho que había encontrado a su “Nancy Sinatra”, ya que el rol de Hazlewood (composición, arreglos, producción…) y el concepto del álbum recae principalmente en la rubia escocesa, quien aquí remedó a su ídolo (junto a otros de sus ídolos como Leonard Cohen, Serge Gainsbourgh, Johnny Cash…) para escribir un atmosférico conjunto de canciones folk, country y pop que fusionan, jugando con el contraste vocal, el sentir etéreo, orquestado y susurrante de su art-pop 60’s a lo Françoise Hardy; Nancy Sinatra o Margo Guryan (aunque ella poco conoce de Margo) con la cavernosa y emocional expresión del ex Screaming Trees.

Tal contraste, con sonido acústico de una animosa guitarra junto a una percusión minimalista, se ejemplifica en uno de los mejores temas del disco, el antibélico “Deus Ibi Est”, con Mark a lo Leonard Cohen/Lee Hazlewood/Tom Waits en las estrofas y perspectiva subjetiva de un perturbado recluta en conflicto armado, e Isobel/Nancy Sinatra en el estribillo interpretado en latín: “Ubi caritas et amor, Ubi caritas, Deus ibi est (algo así como “donde existe ternura, cariño y amor, Dios está presente).




“Black Mountain”.
Es un folk irlandés adornado con cuerdas.
Está claramente inspirado por el “Scarborough Fair” de Simon & Garfunkel, ya que las estrofas suenan idénticas melódicamente.
No olvidemos que el fenomenal dúo de folk-pop es otro de los nombres favoritos de Isobel.

mark-lanegan-isobel-campbell-fotos“The False Husband” es una de las cumbres del álbum.
La dualidad es clara.
El tema se inicia con un tono amenazador y panorama de spaghetti-western leoniano/morriconiano con Lanegan en plan Lee Van Cleef antes de la entrada de Isobel Campbell con aires de pop orquestal 60’s a lo Françoise Hardy.
La simbiosis de ambas vertientes proporciona una de las atmósferas más sublimes del LP.

“Ballad of the Broken Seas”, anclado en una narrativa de relación rota, es una balada orquestal con base de piano y espléndida ejecución de Mark Lanegan en un tono melancólico muy logrado, con ecos del Nick Cave más calmoso.



“Revolver”.
Es la única composición de Lanegan en el disco, acomodada a la perfección al modelo de Hazlewood/Sinatra.
Parece comenzar a lo Jane Birkin (con voz susurrante de Cambell) y Serge Gainsborough antes de aparecer la guitarra de raíz blues, cuerdas con destellos orientales y voces en armonías con el efecto buscado de contraste.

Después de la correcta versión del “Ramblin’ Man” de Hank Williams, Isobel escribe “(Do You Wanna) Come Walk With Me?”, una especie de tonada tradicional-amorosa country-folk que podrían interpretar (por hablar de otra pareja legendaria) Johnny Cash y June Carter y aparecer en cualquier film clásico del Oeste.




La escuchable “Saturday’s Gone”, con bongos, sonidos folk de guitarra acústica y cuerdas; y el instrumental “It’s Hard to Kill a Bad Thing”, preludian la canción más pop del disco, “Honey Child What Can I Do”, con la sección rítmica de bajo y batería tomando protagonismo en un tempo a lo Motown.

El triste casi instrumental “Dusty Wreath”, con ambientes circense-navideños, podría ser una perfecta canción de cuna para ser arrullado en la camita por Isobel.

La balada dylaniana, otro hombre fundamental para Isobel Campbell (y para todos los músicos y melómanos que se toman esto en serio), “The Circus Is Leaving Town” cierra el álbum con el tono melancólico que define su esencia lírica.

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