• Por AlohaCriticón

el castillo ambulante cartel posterDirección: Hayao Miyakazi.
Intérpretes: Película de animación.


Una joven llamada Sophie trabaja en la tienda de sombreros de su fallecido padre. Un buen día conoce a un extraño llamado Howl, un mago que reside en un castillo mágico ambulante y que cuenta como enemiga con la Bruja de las Landas, quien convertirá a Sophie en una anciana de noventa años imposibilitada para revelar su identidad.

La única manera de romper el hechizo será contar con la ayuda de Howl.

Mágico relato donde la imaginación y la autenticidad no se dan abasto, un bello relato adaptado por el soberbio director japonés Hayao Miyazaki, cuya imaginación se proyecta al la pantalla empalmada de la historia de la escritora británica Diana Wynne Jones, demostrando que dos culturas muy diferentes se pueden compaginar de manera asombrosa.

El filme con una animación esplendorosa, se postra encantadoramente sobre las pupilas del espectador, emanando un glamour impecable al narrar una historia sobre una jovencita, cuya juventud no le ha de durar mucho, pues gracias a una maldición ha terminado siendo una anciana que tendrá que emprender un viaje a costa de su avanzada edad con el fin de recuperar lo que le han arrebatado.

Un mundo donde la magia es un oficio de normal procedencia, las maldiciones son como gotas de lluvia dispersas en todo el campo, donde la gente esta propensa a cualquier desventura entre la guerra y la felicidad, si bien no sólo hablamos de una historia de fantasía, sino que cuando hablamos de “El castillo ambulante” nos referimos a la magia y la reflexión amalgamadas, es una expresión animada distante de la realidad, pero con su muchas y estratégicas semejanzas a lo que muchos llamamos vida.

La invitación al público de embarcarse en dicho castillo no sólo está confinada al entretenimiento y sea esto lo que le hace especial, pues lejos de ser un producto de explotación infantil, destinado a un confinamiento paternal, en el cual los adultos se sienten sometidos a una estancia poco satisfactoria frente a un producto infantil, esta película es un despliegue que llega a interesar a todo tipo de público, dejando a tras muchas tendencias que adoptan filmes infantiles a las que estamos acostumbrados, es por esta razón por lo que sostengo que la inventiva y la autenticidad es lo primordial en este producto que tienen como propósito asombrarnos a todos.

Los personajes variados y las situaciones expuestas nos hacen prestar atención a lo que se relata, con una fachada dificultosa que exige la atención necesaria para entender la historia, y no es que la historia sea difícil de asimilar, sin embargo tienen esta impresión, que al pasar los minutos se irá aclarando hasta su magnífico final.

La óptica de nuestro director es amplia y la imaginación de la escritora es determinante, cuando se empalman ambos componentes tenemos un relato que aunque sobrenatural y fantasioso tiene sus bases bien cimentadas, lo que evita que la historia se torne difusa, es un conjunto estratégico donde los halagos no caben.

Ya se ha comentado que la animación es fantástica, hay filmes en los que podemos decir que es sencillamente mágica, pero este no es el caso de este título, no me refiero a que su animación no sea buena, es que no es sencillo expresar lo que se siente al contempar tantos colores y movimientos bien ejecutados, es algo que se debe ver.

La banda sonora es un triunfo (Joe Hisaishi), oferta la ambientación que tanto se merece el producto, ¿es que todo es perfecto?, me atrevería a decir que sí, es uno de los mejores productos animados que han sido lanzados en estos tiempos, lo que nos falta es la paciencia necesaria para esperarlos y ser intrépidos para visionarlos, nos sentimos tan traicionados por este tipo de productos que ya casi no vemos animaciones, esto por el prejuicio de sus antecesoras, es hora de aventurarnos y arriesgarnos, pues así encontré este producto que recomiendo y estoy seguro que ustedes lo disfrutarán y recomendarán como lo estoy haciendo aquí.

Lucio Rogelio Avila Moreno

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Hayao Miyazaki