• Por Antonio Méndez

memorias-solteron-pardo-bazan-criticaSinopsis

Mauro Pareja, apodado “El Abad”, es un arquitecto treintañero que elude la estabilidad amorosa y se jacta de su soltería, a pesar de la mala reputación que tiene en su ciudad por su retahíla de conquistas abandonadas ante la proximidad de un enlace matrimonial.
Mauro suele acompañar en tertulia a su amigo Benicio Neira, un viudo, hidalgo venido a menos, que tiene en sus hijas casaderas la salida a los problemas económicos de su familia.

Crítica

Dos años después de “Doña Milagros” (1894), Emilia Pardo Bazán escribió su continuación, “Memorias De Un Solterón” (1896), novela con entidad propia al margen de su predecesora que está narrada en primera persona por Mauro Pareja.

La confesión del narrador nos conduce a los verdaderos protagonistas de la historia: la familia Neira, conductores de los mensajes sociales de la obra con el personaje impetuoso de Feíta (diminutivo de Fé) como clave en la trascendencia del relato.




emilia-pardo-bazan-memorias-de-un-solteronLa novela, ambientada en Marineda (La Coruña para la autora gallega, aunque en ocasiones la ubicación “cántabra” pueda dar lugar a equívoco), comienza como una comedia de costumbres a lo Oscar Wilde, a lo Jane Austen, en un ambiente burgués, empleando un tono irónico, cáustico; pero se va oscureciendo con el progreso melodramático de una trama con caracterizaciones y observaciones sociales que evocan la “Casa De Muñecas” de Henrik Ibsen.

Feíta, el personaje de mayor interés del libro, encarna la actitud rebelde ante una sociedad reaccionaria, sexista. Es una joven impulsiva… tipo fierecilla shakesperiana… de formas independientes que, a través del estudio, de la lectura, interioriza una causa de igualdad con el hombre, y un ansia por su emancipación, por su libertad.


También hay lugar para aspectos políticos de trato superfluo que exponen las veleidades ideológicas, oportunistas, según el contexto en el que se mueva el individuo en cuestión; y para conflictos sentimentales-morales que en su clímax se resuelven de forma poco satisfactoria, tendiendo a lo rocambolesco en modo folletín, y a cierta convención en el propósito amortiguado de Feíta como ordenadora de destinos.

La , con un léxico muy rico en la descripción detallada y la reflexión; erudición con referencias literarias y mitológicas; y un muestrario muy variado de personajes en una combinación realista y reivindicativa entre humor, drama y didacticismo.